Repensamiento, un hábito de los nuevos empresarios para la economía circular

Desde el lanzamiento del Pacto Mundial y durante los siguientes años en que todos los sectores de la sociedad nos hemos involucrado de alguna manera en los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODSs, han surgido diversidad de esfuerzos para detonar ideas, propuestas y proyectos que integren elementos factibles para lograr cambiar de una economía lineal en la producción, hacia una economía circular donde desde el repensamiento del diseño de un producto o servicio requiere de paradigmas diferentes que fomenten un cambio en la forma en que resolvemos o proponemos soluciones. Pensar diferente implica también desarrollar modelos pensados para un consumidor imaginario que todavía no existe pero que será capaz de integrarse en el proceso de aprovechar y reciclar o reparar los productos diseñados en esta nueva economía.

La teoría nos dice que debemos explorar nuevamente todo tipo de ideas, repensar los envases para que no se conviertan en basura sino en residuos, los formatos con que integramos todos los elementos de producción, la elección de los materiales para que no sean contaminantes o peligrosos, la cadena de suministro para que reduzca la generación de la huella de carbono, los lugares de producción para que sean cercanos y locales a cada comunidad de consumidores, el flujo de los ingresos que permita un financiamiento más distributivo, la durabilidad de los productos y materiales, la trazabilidad que integre las etiquetas con información pertinente para cada paso del proceso y la reciclabilidad de cada producto en este ciclo, entre otros pasos del diseño, por ello la pregunta es ¿estamos preparándonos todos para ello? o ¿seguimos replicando los mismos modelos de creación y producción? ¿Estarán los nuevos CEOs entrando a esta dinámica de repensamiento sabiendo que tendrán que cambiar la forma de hacer negocios como la conocen hasta hoy? ¿Estarán dispuestos estos nuevos empresarios a migrar los procesos y las formas de producción para integrarse en clusters de proveedores y de recicladores que dependen más unos de otros para continuar con la trazabilidad de un solo producto y alargar su vida útil?

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Todas estas preguntas nos las hacemos los académicos y los estudiantes de la responsabilidad social y la sostenibilidad todos los días cuando estudiamos este tema de la economía circular, porque estamos conscientes de que no se trata de un modelo mágico que se pueda imponer como una manual o guía sino que se trata de un gran ejercicio de renuncia a los conocido y atreverse a pensar todo diferente, y lo diferente siempre nos ha dado temor al principio porque no sabemos todo lo que tendremos que hacer para cambiar.

Como lo hemos revisado, no solo habrá que capacitarse nuevamente en estos temas, sino cambiar las leyes, las normas, los estándares y los hábitos de consumo. Se trata no solo de un novedoso modelo más sostenible sino de toda una dinámica social empresarial y medioambiental en la que todos debemos participar. Esta nueva economía circular apenas comienza y seguramente estaremos viendo cada año novedades en su aplicación y modelaje que nos dejarán experiencias que la vayan haciendo mejor, lo importante es comenzar por lo menos a conocerla más y repensarnos a nosotros mismos y a nuestra empresa en ella.

Mtra. Klaudia Sánchez Espíndola, Académica de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México

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