Las ciudades inteligentes son más sostenibles, ¿cómo participamos? 

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Las investigaciones del Banco Mundial subrayan que para el año 2030 el 80% de la población mundial vivirá en zonas urbanas.

 

Esto implica que los países enfrentarán grandes desafíos en la prestación de servicios a la población, la emisión de contaminantes, control de tráfico y muchos más, por lo que vale la pena preguntamos: ¿debemos dejar estos retos solo en manos de los gobiernos o podríamos participar como empresas y ciudadanos?

 

La iniciativa cuenta con muchos diseños derivados de competencias realizadas en Abu Dhabi, Nueva York, Copenhague y próximamente en California.

Con la mirada en un futuro cercano, Internet de las Cosas (IdC) jugará un papel cada vez más determinanteCon el creciente número de objetos conectados a la red de redes y con el aprovechamiento de sensores, dispositivos y plataformas para captar información, procesarla, transmitirla y actuar en consecuencia se prevén procesos más eficientes en las ciudades, desde parquímetros inteligentes, ubicación de puntos de desperdicio de agua, el uso de sensores para reducir el tráfico ligado al control de semáforos, iluminación inteligente con tecnologías LED y solares, recolección de basura eficiente, aumentar el transporte público eléctrico y electrolineras, entre muchos otros.

 

Las ciudades inteligentes o (Smart City en inglés) son aquellas ciudades que aprovechan las tecnologías de información y comunicación en busca de un desarrollo sostenible, siendo eficientes con sus recursos e incrementando el bienestar de sus ciudadanos. Desde el punto de vista de CINTEL las ciudades se pueden considerar inteligentes cuando implementan la tecnología para desarrollar la capacidad de crear, recopilar, procesar y transformar la información para que sus procesos y servicios sean mejores, como la educación, el transporte, la seguridad, la sanidad, etc.

 

Para determinar qué tan inteligente es una ciudad se deben consideran varias dimensiones: la gobernanza, la planificación urbana, gestión pública, tecnología, medioambiente, proyección internacional, cohesión social, movilidad y transporte, capital humano y economía. Así la ciudad de Tokio destaca en capital humano y gestión pública, Londres en proyección internacional y tecnología, Nueva York en capital humano y economía, Zúrich en medioambiente, movilidad y transporte.

 

Aunado a las muchas acciones que deben implementar los gobiernos para encaminar sus zonas urbanas hacia ciudades inteligentes también es indispensable el compromiso y la participación ciudadana activa para lograr ciudades sostenibles económica, social y medioambientalmente. Hay muchas posibilidades para que las empresas o personas llevemos acabo, por ejemplo: disminuir y aprovechar nuestro propio consumo de recursos eligiendo siempre los más ecológicos, participar en la creación y conservación de áreas verdes (utilizando por ejemplo sensores de riego y construyendo azoteas verdes y jardines verticales), utilizar tecnología solar para el calentamiento de agua y crear conciencia sobre los residuos que producimos.

 

Una excelente muestra de participación ciudadana, empresas y gobiernos en ciudades inteligentes son los proyectos de arte público duales, como las fuentes de energía renovables y estructuras para generar energía eólica y solar. El objetivo principal es educar a los espectadores sobre soluciones de energías renovables y cambio climático y a su vez influenciar positivamente en el entorno

visual y el paisaje.

 

Nubia Márquez comenta sobre La Land Art Initiative (LAGI), fundada por artistas de Pittsburg que buscan implementar soluciones de diseño sostenible integrando arte y otras disciplinas en diseños creativos de infraestructuras de energía renovable. La iniciativa cuenta con muchos diseños derivados de competencias realizadas en Abu Dhabi, Nueva York, Copenhague y próximamente en California. Entre algunos proyectos destacados se encuentran: el Ave Acuática imaginada por londinenses con turbinas acuáticas y células solares para abastecer todo un barrio y si sobrepasa la demanda de energía se hunde generando conciencia de consumo. También podemos mencionar el proyecto WindNest que esperan construir en Pittsburg para que los visitantes carguen sus teléfonos celulares en una estructura que utiliza energía eólica y solar y por último el Algaescape propuesto por alemanes para producir biogas a partir de algas en un pabellón abierto al público.

 

Así, mientras más conciencia ciudadana exista sobre el futuro sostenible de las zonas donde vivimos, mayor será la probabilidad de transformarlas a ciudades inteligentes.

 

Mtra. Ma. Luisa Ruiz Calleja

Académica de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México.

Correo: mtrueba99@gmail.com

 

 

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