En un entorno global dinámico, la decisión de emprender y fortalecer las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) es crucial para el desarrollo económico de cualquier nación. Estas empresas no solo generan empleo y fomentan la innovación, sino que también son pilares fundamentales para diversificar el mercado y promover un crecimiento sostenible.
El rol vital de las MiPyMEs en América Latina
En Latinoamérica, las MiPyMEs representan el 99% de las empresas registradas y generan cerca del 60% de los empleos, consolidando su papel como motores económicos. En México, el comercio minorista, los servicios profesionales y la tecnología destacan como áreas clave para el emprendimiento. Por ejemplo, los servicios profesionales constituyen el 28.92% del total de MiPyMEs, mientras que el comercio al detalle representa el 23.43% y el sector tecnológico alcanza el 10.88%, según el informe “Latinoamérica emprende: un análisis de las MiPyMEs en la región 2024” de Alegra.com.
La Ciudad de México lidera como epicentro de la actividad emprendedora en el país con un 35% de participación, seguida por polos emergentes como Monterrey, Puebla y Guadalajara, esta última destacada como un hub tecnológico.
Sin embargo, las cifras revelan que un alarmante 32.4% de las pequeñas y medianas empresas no supera los dos años de operación, debido a factores como falta de conocimiento del mercado, insuficiente liquidez y problemas de gestión. Este dato subraya la necesidad de implementar programas de apoyo y capacitación para garantizar su sostenibilidad en un entorno competitivo.
Jóvenes y emprendimiento: Una generación de cambio
Los jóvenes son actores clave en el ecosistema emprendedor. En México, el 42.4% de los emprendedores tiene entre 18 y 34 años, superando el promedio latinoamericano del 23.4%. Sin embargo, muchos enfrentan barreras estructurales para su desarrollo, como falta de oportunidades laborales dignas y exclusión social.
Un informe de la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno destaca que 16.4 millones de jóvenes en México se encuentran en situaciones de exclusión laboral o pobreza. De este grupo, 8.2 millones enfrentan condiciones laborales inadecuadas, y 5.1 millones presentan rezago educativo, siendo el 90% mujeres que asumen responsabilidades de cuidado no remuneradas.
Frente a estos desafíos, muchos jóvenes ven el emprendimiento como una salida. Según el estudio “Radiografía del Emprendimiento en México“, el 30% de los emprendedores se motiva por la necesidad de ingresos, y el 61% de los jóvenes empresarios entre 25 y 34 años consideran su negocio como su principal fuente de ingresos. Sin embargo, cerca de la mitad de los emprendimientos jóvenes enfrenta el cierre debido a la falta de apoyo y recursos.
Retos y soluciones para un ecosistema más sostenible
La sostenibilidad de las MiPyMEs y el emprendimiento juvenil requiere un entorno favorable que fomente el acceso a financiamiento, capacitación técnica y habilidades blandas. Iniciativas como “Jóvenes Construyendo el Futuro” tienen el potencial de marcar la diferencia si se enfocan en quienes enfrentan mayores barreras para la empleabilidad.
Además, la equidad de género en el ámbito empresarial es crucial. Actualmente, solo el 35.6% de los emprendedores en México son mujeres, una disminución del 10.2% respecto al año anterior. Implementar políticas inclusivas y accesibles puede catalizar un cambio positivo en este indicador.
Las MiPyMEs y los jóvenes emprendedores no solo representan oportunidades económicas, sino también una vía para construir un país más dinámico, inclusivo y resiliente. Invertir en ellos es apostar por el futuro de México.
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