Muchas microempresas y profesionistas independientes ya están enfrentándose al hecho de tener que cambiar a un esquema de facturación electrónica; con tanta información (y desinformación) en el ambiente, puede ser difícil tomar una decisión, pero es importante hacerlo con tiempo y no esperar hasta la fecha límite, cuando el trámite puede complicarse.
En el marco de la Semana Nacional PyME 2012, Edgardo Martínez, Director Comercial de Aspel, habló sobre el tema de facturación electrónica y sus implicaciones para la MiPyME en nuestro país, y dejó claro un mensaje: lo mejor es no esperar hasta diciembre para hacer los trámites de facturación mediante Comprobante Fiscal Digital por Internet (CFDI) o en papel con Código de Barras Bidimensional (CBB) “porque no va a haber quién te atienda, no habrá distribuidores de tecnología ni servidores del SAT suficientes para soportar la demanda que va a haber; hacerlo en diciembre va a ser muy complicado”.
Hagamos un poco de memoria: las facturas en papel tradicionales, tal y como las conocemos en este momento tienen vigencia hasta el 31 de diciembre de 2012, lo que significa que para facturar a partir del 1 de enero del próximo año será necesario optar por uno de los dos modelos que ofrece el SAT: CFDI, un esquema de facturación completamente electrónico, o CBB, facturas en papel pero que incluyen un código de barras bidireccional.
Las cifras no son muy halagüeñas: muy pocas empresas y profesionistas independientes han migrado, lo que significa que para el último mes del año muy probablemente la demanda de este servicio será impresionante, y si bien el trámite no es complejo, sí implica cierto tiempo, en el cual será imposible emitir las facturas tradicionales a las cuales estamos acostumbrados… y nadie quiere dejar de cobrar.
“Que yo hoy tramite mi CBB o tramite mis folios para factura electrónica, no implica que deje de utilizar las facturas en papel que hoy tengo. Pero puedo tener todo listo para que el día que se me acaben las facturas, en ese momento lo puedo hacer”, explica Martínez.
En su opinión, lo mejor es migrar desde ya a CFDI o facturación electrónica, pues la ley dice que tarde o temprano debemos hacerlo. Además, es un sistema donde es mucho más difícil duplicar o falsificar el documento y, en consecuencia, implica menos riesgos con la autoridad.
El costo con CFDI puede variar, pero Aspel tiene modelos muy económicos de renta de la solución, donde el contribuyente puede pagar desde $70.00 al mes para facturar electrónicamente (mediante su sistema FACTURe), más unos cuantos pesos por el timbrado de la factura, lo que implicaría un costo aproximado de $1,100.00 ya por todo el servicio y unas 50 facturas al año.
Ya sea que elijan CFDI o CBB, “no hay que esperar; no esperen a que llegue diciembre: hagan hoy sus cambios necesarios para que en el momento en que se acaben sus facturas estén listos para darle continuidad al negocio y que no los agarren con los dedos en la puerta”, concluyó el ejecutivo.
Itzel Castellanos