Ante un fenómeno de descomposición social donde el estado de derecho se ha debilitado, los empresarios juegan un papel fundamental respecto a la utilización de prácticas éticas en lo que respecta a su negocio además de su entorno social con empleados, dependencias gubernamentales y comunidad.
Según los estudios internacionales las cuatro razones más importantes que explican el soborno y la corrupción en las cúpulas empresariales, de mayor a menor importancia son:
Ganar un nuevo contrato
El beneficio personal
Asegurar influencia política
Mantener un contrato existente
Al respecto, Denise Dresser, profesora de Ciencias Políticas del ITAM indica que es obvio que la corrupción tiene costos y el país los paga, es claro que la corrupción debe ser combatida y castigada, pero es un síntoma de males más complejos y más difíciles de curar: instituciones débiles, rendición de cuentas inexistente, capitalismo rapaz.
Respecto a la forma de romper malas prácticas empresariales, en primera instancia debe exigirse a los gobiernos rendir cuentas de sus actos en todos los niveles jerárquicos y brindar al pueblo la información sin restricciones.
Por otra parte, es necesario establecer un código de ética y transparencia en las licitaciones públicas y privadas.
El factor información es esencial para no perder nunca de vista la realidad sobre las acciones que se están llevando a cabo dentro del gobierno, tanto negativo como positivo.
Se requiere fortalecer la educación de los pueblos, ya que es la única vía que contribuye a revitalizar los valores morales, cívicos y espirituales de la persona, como una necesidad para lograr las aspiraciones de un mundo mejor, más humano en donde se imponga la cultura de la transparencia y la honestidad.
Se deben cultivar los principios de la moral social, la dignidad humana y los vínculos familiares, como expresa el Art. 5° de la Ley Federal de Radio y Televisión.
Fernando Heredia