Nadie es tan pobre que no pueda dar algo a los demás, nadie es tan rico que no pueda aceptar y valorar algo de los demás.
Es una pena que tantos órganos en buen estado no sean aprovechados por otras personas que podrían continuar su vida gracias a la de otros, pero el asunto cultural y logístico aún lo complica.
¿Qué hay entonces de la posibilidad de donar parte de nuestros órganos en vida?
¿Qué hay por ejemplo de la capacidad de compartir parte de nuestro conocimiento con alguien que sepa menos?… ¿No compartiríamos así nuestro cerebro?
Y si la humildad nos permitiera abrazar más frecuentemente a nuestros hijos… ¿no estaríamos donando nuestro corazón de a poco?
Podríamos también ceder un poco de nuestros oídos al amigo triste y en problemas, o de nuestros ojos indolentes a la pobreza y condición de los niños de la calle; podríamos regalar pedazos de nuestras manos al sembrar un árbol o tal vez de nuestros pies al acercarle un bocado a los ancianos olvidados.
Podríamos tal vez simplemente prestarnos completos un instante al enfocarnos en compartir con nuestra pareja y por supuesto comprometer futuros al soñar un país mejor al tiempo en que donamos lo mejor de nuestros órganos… su conjunto, en hacer algo porque ese sueño se torne en realidad.
Como sociedad latina en promedio donamos menos del 1% de nuestro tiempo a causas sociales. Podría entender que no donáramos dinero siendo una sociedad mayoritariamente pobre… pero en conjunto, ¿no podremos realmente regalar 15 minutos al día (el 1%), ¡una hora a la semana! y poner lo mejor que tenemos (pedazos de vida) a disposición de otros?
Una ley de abundancia implica que des parte de lo mejor de ti para que el universo pueda devolvértelo multiplicado. Sólo la semilla que se esparce fructifica, sólo dando es que recibes.
¿Eres tan pobre que no puedes hacer algo por los demás el día de HOY?
Piensa, Reflexiona y Actúa.
Helios Herrera es consultor en desarrollo humano y productividad, conferenciante y escritor.