Desde el punto de vista legal, la empresa tiene personalidad jurídica independiente a sus socios o accionistas; la cual adquiere a partir de su Acta Constitutiva.
Si bien el accionista aporta los recursos necesarios para iniciar una empresa, ésta una vez que inicia operaciones generará sus propios recursos, (flujo de efectivo y utilidades), así como el pago de sus obligaciones entre las cuales figuran los impuestos.
Por otra parte, cuando la empresa se financia a través del capital de los inversionistas, éstos esperan un rendimiento y a la empresa le implicará un costo.
Desde el punto de vista financiero, una vez que la empresa ha generado utilidades, se le retribuye al accionista mediante el pago de dividendo, el cual puede ser en efectivo o en acciones.
Las acciones pueden ser preferentes, las cuales tienen derecho a un dividendo mínimo garantizado, puede ser fijo o variable, también cuentan con el derecho de liquidación, en caso de disolución de la sociedad por encima de los accionistas comunes e inmediatamente después de los acreedores de la empresa.
La emisión de acciones comunes se realiza para incrementar el capital de la entidad, para innovación de productos y/o servicios, expansión, apertura de mercado, etc. El cálculo de su costo implica la aportación de nuevo capital vs. el pago del próximo dividendo.
Hay que recordar, que para el accionista es muy importante que se maximice el valor de la acción de la empresa, a través de la generación de utilidades y toda la gestión financiera, operativa y administrativa que realicen sus directivos.
Para una PyME es muy recomendable que en un mínimo de 3 años, no se realice el pago de dividendo al accionista, con la finalidad de no descapitalizar a la empresa. Por ejemplo en Japón, aplican la retribución de utilidades a sus accionistas, después de 7 años de operación, lo cual nos muestra otra perspectiva diferente en el ámbito de los negocios.
Mtra. María Elvira Méndez Mercado, especialista en Finanzas, Facultad de Negocios. Universidad La Salle
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