La vitamina B1, también denominada tiamina, es una sustancia hidrosoluble que se encuentra en muchos alimentos de consumo cotidiano como son los granos enteros, carnes rojas, aves, pescados, yema de huevo, hígado y legumbres (lentejas, garbanzos, alubias, soja, habas, entre otras).
Como ya sabemos, los hidratos de carbono o carbohidratos son, junto a las grasas, la principal fuente de energía de nuestro organismo. Pero para que éstos sean utilizados durante el movimiento o la actividad física deben reducirse a la unidad predominante de energía de nuestro organismo llamada ATP (adenosin trifosfato).
Aquí es donde interviene la vitamina B1, ya que permite que los carbohidratos se metabolicen en nuestro cuerpo y puedan utilizarse durante los ejercicios como fuente de energía. Por lo tanto, la carencia grave de tiamina puede generar el uso de proteínas con finalidad energética, y dado que éstas son el principal componente de los músculos, se podría originar una atrofia muscular severa.
Ante el déficit prolongado de vitamina B1 se produce una enfermedad llamada Beri Beri caracterizada por desordenes gastrointestinales, debilidad muscular o parálisis de los miembros inferiores del cuerpo (neuritis múltiple), falta de coordinación, degeneración y atrofia muscular, agrandamiento del corazón, taquicardia, disnea (dificultad al respirar), palpitaciones e incluso puede ser mortal.
Sin embrago, es muy difícil que con nuestros hábitos alimentarios no lleguemos a cubrir la recomendación diaria de esta vitamina, ya que se requieren 1.2 miligramos por día en los hombres y 1.1 miligramos diarios en las mujeres. Nuestra dieta suele contener cantidades importantes de carbohidratos que aportamos a través del pan, galletas, pastas, arroz, harinas y otros.
La cuestión principal es que existen sustancias que inhiben la acción de la vitamina y por lo tanto sus funciones, éstos “compuestos antitiamina” pueden encontrarse naturalmente en algunos alimentos como los arándanos, la achicoria roja, grosellas, remolachas o betarragas, repollitos de Bruselas y repollo rojo.
Entonces, para no padecer las consecuencias de la carencia de esta vitamina debemos encontrar un equilibrio entre las fuentes de vitamina B1 y los compuestos antitiaminasa. La recomendación es llevar una dieta normal con cantidades variadas de frutas y verduras y no abusar de un alimento o vegetal en especial.
Debemos encontrar el equilibrio justo de una alimentación saludable, para ello, también debo aconsejarles que no abusen de la ingesta de hierbas naturales, hojas secas e infusiones de té, ya que poseen un alto contenido de polihidroxifenoles que pueden inactivar la tiamina y reducir sus reservas orgánicas.
Seguramente se han quedado sorprendidos de las funciones de esta vitamina tan importante para nuestra vida. Sin ella no podríamos movernos como lo hacemos habitualmente y aún peor, no estaríamos preparados para enfrentar un deporte o competencia física.
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