Tan solo en 2011, el INEGI asegura que 4.8 millones de mexicanos murieron a causa de la diabetes, gastando 471 billones de dólares en atención médica. Ante estas cifras, Javier Lozano creó Clínicas de Azúcar, un modelo de atención médica que revisa la dieta de los pacientes, ofrece tratamiento y previene complicaciones con una póliza anual de 3 mil pesos.
Al congregar diversos servicios en un solo lugar y apoyarse en un software especializado que da seguimiento a la condición de cada paciente, se redujo el costo de los servicios médicos en 70% y el tiempo de espera de los pacientes en 80%. Además, su labor de prevención ha reducido 60% las complicaciones como ceguera, amputación e infarto.
La rentabilidad de Clínicas de Azúcar está confirmada. Sin embargo, la mayoría de las empresas dudan en apoyar proyectos de emprendimiento social como este. ¿Por qué?
Las barreras abundan. La falta de información e infraestructura, la normativa ineficaz y el poco acceso a financiamiento son tan solo algunas de las muy válidas razones para no querer incursionar en proyectos de alto riesgo. Sin embargo, no sólo hay riesgos, sino grandes áreas de oportunidad para las empresas.
El emprendimiento social es la base de los negocios inclusivos, modelos empresariales sustentables que generan un impacto social positivo al incluir a la Base de la Pirámide en la Cadena de Valor de la empresa. Los negocios inclusivos pueden generar productos y servicios como alimentos, saneamiento, telecomunicaciones, vivienda y, como en el caso de Clínicas de Azúcar, atención médica.
Como establece el WBCSD (Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sustentable, por sus siglas en inglés), “no se trata de competir por ganar una porción más grande de una billetera chica, sino de aumentar el tamaño de la billetera”.
Los negocios inclusivos generan valor para las empresas al incursionar en nuevos mercados, garantizar la oferta, innovar en productos y servicios, asegurar una mayor participación y ofrecer una ventaja competitiva.
Un informe de Nielsen anunció que 50% de los consumidores a nivel mundial están dispuestos a gastar más en productos que retribuyan a la sociedad. Por otro lado, Armando Laborde, director de Ashoka México y Centroamérica, reveló que 94% de los emprendimientos sociales afiliados a su organización sigue en pie tras cinco años de su implementación.
Con estas ventajas, valdría la pena reflexionar sobre cómo superar las barreras que impiden que los proyectos de emprendimiento social florezcan en nuestro país en mayor grado.
El WBCSD establece tres ejes que previenen el éxito de un proyecto emprendedor:
- El costo de la inversión
- Discordancia entre lo estratégico y lo operativo
- Brechas en materia de capacidades
Las soluciones que el Consejo propone van desde establecer sistemas de prepago hasta el aprovechamiento de canales de distribución existentes.
Por otro lado, Maggie De Pree, cofundadora de la Liga de Intraemprendedoresestablece cinco formas para asegurar el éxito de un proyecto de emprendimiento social en cualquier empresa:
- Alinearte a las prioridades corporativas. ¿Cómo ayuda tu proyecto a que la compañía entre a nuevos mercados, innove, incentive el crecimiento y/o fortalezca la marca?
- Escuchar. Comprende las necesidades, prioridades y motivaciones de las personas para asegurar que tu proyecto las atienda.
- Recolectar evidencia. La evidencia reduce el riesgo. ¿Hay proyectos similares al tuyo que hayan sido exitosos en otros lugares?
- Comunicar eficientemente tu mensaje. ¿Cómo harás que la gente que te interesa te recuerde y se interese en tu proyecto?
- Ser auténtico. Cerrar un trato de negocios tiene más que ver con la gente que con el negocio. Si entiendes las motivaciones de los tomadores de decisiones y apelas a ellas, será mucho más fácil conseguir apoyo para tu proyecto.
Con estas herramientas y con casos de éxito existentes, emprender socialmente es mucho más fácil y menos aterrador.
Por: Lourdes Zamanillo, colaboradora de Ashoka
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