“El crecimiento económico está siempre asociado con la expansión de los mercados y el capitalismo siempre busca el mercado ideal. Globalización, la última fase del proceso capitalista de expansión de mercados, busca la dilución de las barreras de espacio y tiempo a través de la revolución de las tecnologías digitales” JOAN TORRENT – SELLENS Profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
Por fin se ha terminado el 2016 y todos esperamos en 2017 con renovadas ilusiones y buenas expectativas. Desde el punto de vista económico, y bajo mi punto de vista, la gran noticia del año ha sido la manifestación evidente de los malestares de la globalización. En contextos culturales y socioeconómicos muy diferentes, gente de todos lados participando en procesos electorales, manifestó discordancias con la forma actual del proceso globalizador.
Es verdad que hay muchos otros elementos explicativos, pero a nadie se le escapa que el si el “Brexit” del Reino Unido y la victoria de Donald Trump en las elecciones de EE.UU. tienen un claro componente económico y, más específicamente, de rechazo de una buena parte de la población a cómo se están estructurando las cosas a la esfera económica.
Hay también otros casos de este malestar que se manifiesta desde muchas dimensiones.Por ejemplo, el fuerte aumento del apoyo a opciones políticas que quieren frenar este proceso, bien sea a través de limitar los flujos migratorios, o a través de profundos desacuerdos con los nuevos tratados comerciales globales. Pero, ¿qué podemos decir desde la economía científica? ¿Vamos ?.
Primero. Para entender la globalización hay que tener muy presente que es el capitalismo. El capitalismo es un régimen de ordenación de la economía que se basa en la maximización de los beneficios, que tiene una institución básica: el mercado, y un importante corolario: el ciclo económico.
Como los mercados suelen ser buenos asignando recursos, pero ya no tanto distribuyéndolos, los mercados fallan y esto genera desigualdades que se deben corregir. Como los mercados deben afrontar situaciones de rendimientos decrecientes (recuerden la frase: el capital que no crece muere), tienen una tendencia natural hacia la expansión.
El crecimiento económico siempre se asocia con la expansión de los mercados, y el capitalismo siempre busca el mercado ideal. Una manera de construir mercados ideales es la dilución de las barreras de espacio y tiempo.
La globalización, el proceso de construcción de la economía mundial, busca la dilución de barreras de espacio a través de la revolución de las comunicaciones. La globalización, la última fase del proceso capitalista de expansión de mercados, busca la dilución de barreras de espacio y de tiempo a través de la revolución de las tecnologías digitales. Hoy, el mercado es el mundo y las 24 horas. A, y los amantes de la ciencia ficción, que cada vez tiene menos de ficción y más de ciencia: ojo con la construcción de la economía universal.
Segundo. A través de los procesos de revolución tecnológica, el capitalismo genera ciclos económicos de larga duración. Son períodos en los que un determinado aparato tecnológico, en la actualidad el vinculado con los flujos de información y conocimiento, explica los avances del crecimiento económico.
Por ello, hoy hablamos de la economía global del conocimiento. Cuando estos cambios en la estructura económica interaccionan con cambios sociales, políticos y culturales hablamos de revolución industrial. Y, en los procesos de revolución industrial siempre hay un período de desencaje entre la nueva forma económica y las estructuras políticas e institucionales del ciclo anterior.
Precisamente, esto es lo que pasa hoy: la economía es global y las instituciones y la política se articulan desde el Estado-nación. La economía global del conocimiento ya está en marcha, y la sociedad global del conocimiento todavía no. Este fenómeno no es nuevo. Se puede leer la construcción de los Estado-nación del siglo XIX como la respuesta institucional y política en la creación de los mercados nacionales.
Tercero. En términos de bienestar material, los resultados del capitalismo son extraordinarios. Esto es innegable. También lo son los resultados de la globalización.
Ningún economista serio les negará la asociación positiva entre más integración económicay más bienestar material. Eso sí, como todos los fenómenos económicos, la globalización también tiene dos derivadas. La primera derivada, la del producto marginal de la globalización, nos informa que además integración comercial más producto per cápita.
Ahora bien, el problema lo tenemos con la segunda derivada, la de la productividad marginal de la globalización. No está nada claro que el producto marginal de la globalización siempre sea creciente. No está claro que los beneficios materiales de la globalización sean positivos “in eternum”. Y, he aquí, el problema.
Si bien la globalización ha hecho crecer el bienestar material, también ha generado mucha desigualdad. Y, la desigualdad tiene muchas caras. Desigualdad entre economías, y desigualdad dentro de las economías. Los excluidos de la globalización son muchos y crecen cada día.
Para aprovechar las rentas de la economía global, es necesario avanzar en la construcción de una sociedad global que corrija los fallos de los mercados globales. Y, esto es, menos Estado-nación y más democracia e instituciones globales. Esperamos que no sea política ficción. Un buen deseo para el 2017.
JOAN TORRENT – SELLENS Profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
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