Una característica de la producción de leche en México es que tiene su base en numerosos establos pequeños, manejados de manera familiar en la mayoría de los casos, por lo que la actividad es sumamente relevante, no sólo por su aporte económico, sino también por el social, debido a los empleos que genera.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el país existen 154 mil establecimientos lecheros o establos, de los cuales el 37% cuenta con menos de 10 vacas y el 41% tiene entre 11 y 30 vacas; de manera conjunta, el 78% de las unidades de producción de leche poseen menos de 30 vacas, lo cual pone en relieve lo atomizado de la producción y la importancia de los pequeños productores en esta cadena productiva.
Sin embargo, la producción que genera este grupo de pequeños empresarios representa apenas el 7% de la producción nacional, en comparación con la de las grandes industrias, que aportan el 20%.
René Fonseca Medina, director general de la Cámara Nacional de Industriales de la Leche (Canilec), enfatizó: “es necesario el apoyo de las grandes industrias a este sector, con el objetivo de establecer una relación ganar-ganar a largo plazo que pueda generar una derrama económica en las zonas de producción, por tratarse de un bien que se vende durante todo el año”.
En Querétaro, principalmente en el municipio de El Marqués, se encuentran ubicadas dos plantas de producción de Lyncott, que procesan mensualmente 5 millones de litros de leche, es decir, 60 millones de litros al año. Allí se elaboran cremas para repostería, crema para café, quesos frescos, maduros, mantequilla, yogurt y otros productos lácteos.
Para la elaboración de estos insumos, la compañía se abastece de leche procedente de 20 ranchos de la zona del Bajío, y de esta manera los pequeños productores ven impulsado el crecimiento de sus pequeñas empresas.
Santiago Martínez Vertiz, director general adjunto de Lyncott, ve con éxito esta relación con productores locales, por lo que la compañía mantiene un plan de trabajo incluyente desde hace tres años, donde se trabaja de forma directa con los productores, realizando visitas constantes a sus establos y dándoles asesoría continua.
“Lo que hacemos es trabajar junto con el proveedor. Exigimos ciertos estándares de calidad en cantidad de grasa, proteínas y células somáticas. Buscamos que esa leche que nos venden sea de la mejor calidad posible, por ello les ofrecemos asesoría, los apoyamos con técnicas para desarrollar mejor sus establos, así como para consolidar sus negocios y logren ser mejores socios comerciales”, indicó el ejecutivo.
Los ganaderos que trabajan con Lyncott se rigen por un programa de calidad y buenas prácticas de manufactura (BPM) en temas de riego, alimentación y cuidado del ganado, lo que les permite también acceder a créditos para la adquisición de tecnología, con el objetivo de mejorar y ampliar la capacidad de producción.
Bajo este esquema, los productores más experimentados ayudan a otros a mejorar sus procesos que desemboquen en más ventas. Desde que están trabajando con Lyncott, por lo menos seis establos queretanos y guanajuatenses han crecido su producción y su infraestructura, agregó Martínez Vertiz.
Además, Lyncott impulsa a estos productores con financiamientos para el abastecimiento de alimento para su ganado y compra de animales; y cuenta con un esquema de bonos para motivar a los lecheros a incrementar la calidad de su producto.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa),en Querétaro se producen 364 millones de litros de leche al año, con un valor de producción de 2 mil 456 millones de pesos.
Asimismo, hoy en día la industria láctea en México mantiene un panorama estable, debido a que este mercado crece a un ritmo muy similar al del crecimiento poblacional, mientras que la producción aumenta a un ritmo promedio de 1.7% anual, según cifras de la Canilec.
Redacción
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