En 2016, ocurrieron aproximadamente 315 desastres naturales, en los cuales se registró una cantidad de 12 mil víctimas y una pérdida directa de 200 mil millones de dólares.
En México, el pasado mes de septiembre se registró un terremoto de intensidad 7.1 con epicentro en Axochiapan, Morelos, estado en el que el 49.5% de su población sufre de pobreza, de acuerdo a información de la Coneval, sismo que dejó daños en la Ciudad de México, Estado de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca y Chiapas, en donde las pérdidas no solo fueron materiales sino también cobraron la vida de muchos mexicanos e inclusive aún hay municipios y lugares a los cuales aún no ha llegado la ayuda necesaria.
Ante estas situaciones como estas, el sentido de resiliencia dentro de la comunidad puede marcar una diferencia significativa donde cerca del 95% de rescates se deben a las acciones de la misma población y no de los servicios de emergencia. La resiliencia se puede definir como la capacidad de adaptación o de recuperación ante un evento perturbador o adverso.
“Ciudades Resilientes y Fondos para la Reconstrucción y la Prevención de Desastres Naturales en Municipios, son situaciones que pueden verse como una oportunidad y no sólo como tragedia, ya que funcionan para estar mejor preparados ante cualquier reto venidero. Un desastre natural puede representar una oportunidad para tomar conciencia de que la preparación es la base de la resiliencia, esto llevaría a que las condiciones de recuperación y rehabilitación sean más rápidas” destacó el Mayor General Eyal Eisenberg, experto en el tema de Resiliencia.
Eisenberg destacó 4 puntos clave de la resiliencia ante un evento de tal magnitud:
. La cooperación por parte de la población
. Que los municipios cuenten con las condiciones para que los trabajos continúen
. Que las agencias gubernamentales estén abiertas al apoyo de la ciudadanía
. Que la infraestructura cuente con un servicio activo
Para comenzar a ser una nación resiliente es necesario invertir en una solución holística que reduzca los efectos y los costos que deja a su paso un desastre natural, y que contemple el beneficio para todo el país, incluidos sus municipios más pobres.
Es precisamente en esta área en la que MER Group, ofrece herramientas tecnológicas, resultado de diversas investigaciones a nivel mundial basadas en tres áreas claves: las personas, los procesos y la tecnología.
Tales herramientas tecnológicas forman parte de la base de la resiliencia: la prevención. Si en conjunto se logra comenzar por ese punto, se puede estar mejor preparado ante un evento o desastre natural futuro, como un terremoto.
Redacción
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