El preponderante papel de las empresas hoy día es innegable. Son un factor que impulsa no solo el mundo económico, sino también son determinantes para la construcción del tejido social y sus prácticas productivas impactan en el medio ambiente. En pocas palabras, las prácticas empresariales implican al ser humano tanto en lo personal como en lo global, por lo que es de vital importancia repensar su forma de producción, su diseño y su gobernanza.
La empresa, independientemente de su tamaño, debe entenderse dentro de la vinculación entre la esfera política y la esfera privada. Si consideramos al mercado como una entidad autónoma, guiada por sus propios caminos sin considerar la intrínseca relación de los factores y las fuerzas que lo motivan y que a su vez propicia, es desconocer la responsabilidad que tienen los empresarios en el accionar de los factores sociales.
Autores como Stefano Zamagni han puesto sus miras en un modelo económico que implica el repensamiento de la empresa dentro de una economía social de mercado que reconozca tanto el valor la libertad de competencia en igualdad de condiciones para todos, como la necesidad de un Estado que procure una justicia integral que garantice el accionar de los diversos agentes sociales involucrados.
El modelo empresarial consagrado por el neoliberalismo, que pretende ser distante de las realidades objetivas del mundo, desata las políticas de inequidad que hoy podemos ver agravadas por la pandemia: unos cuantos siguen capitalizando los beneficios de una economía en crisis, particularmente los grandes corporativos tecnológicos y las industrias farmacéuticas. Mientras tanto, sectores como las micro y pequeñas empresas han sufrido las consecuencias de un modelo económico, social y ambiental que desde hace décadas se había identificado como perjudicial para todos. Ambos factores en crisis, impactan en una mayoría que sufre en carne propia las múltiples deudas sociales.
Por ello, es vital reconocer empeños prácticos, propuestas integrales como las que se expresaron en el II Encuentro por el mundo del trabajo (Encuentro del Mundo del Trabajo), en el que se resaltó el valor del diálogo entre los empresarios de diversos tipos, el gobierno, la sociedad civil y la academia. La idea del encuentro se puede resumir en la expresión: eliminar la miseria y reducir las pobrezas, condiciones indiscutibles para un desarrollo integral sostenible. Vale la pena revisar las propuestas de este foro organizado por la Unión Social de Empresarios Mexicanos, la Pastoral del Trabajo y la Conferencia del Episcopado Mexicano, entre otras organizaciones empresariales, académicas y gubernamentales.
Ideas que se transforman en propuestas, como el llamado a impulsar a las comunidades y a las empresas en condiciones de pobreza, a redefinir la forma de pagar a los proveedores distantes de los oligopolios, el diferenciar y vincular a las miradas de la economía (de tierra y de aire) y el papel protagónico de los trabajadores y sus realidades particulares para la construcción de una verdadera justicia social.
Es urgente repensar las empresas, validar su papel desde la responsabilidad civil más allá de una óptica de cumplimiento de indicadores. El encuentro creativo con el otro debe impulsarnos a reconsiderar nuestro paso por el mundo. La urgencia es evidente, por lo que las acciones coordinadas requieren de una visión más clara sobre la dignidad de la persona humana y la construcción del bien común.
Dr. José Antonio Forzán Gómez, Académico de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México
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