El éxito tiene muchas caras y la formas de llegar a él son tomar diferentes caminos. Para las empresas el escenario es similar, no hay recetas secretas, seguir los pasos de otras no garantiza el éxito, pero sin duda, hay factores como la disciplina, conocimiento y experiencia que influyen en el crecimiento y expansión del negocio y para alcanzar el objetivo también son imprescindibles ciertos principios y códigos que acompañan al empresario en su camino a la cima.
“Un emprendimiento de alto rendimiento no sólo requiere resistencia. Se necesita que el empresario adopte estrategias, entrene su mente, aprenda de los errores; busque impulsos para mejorar el rendimiento, motive y recompense a su equipo, pero sobre todo, se apegue a un código de honor que lo lleve a un equilibrio entre el negocio y su vida personal”, indica Saskia de Winter, socia fundadora y Directora General de Saskia de Winter Training, firma de capacitación empresarial e individual.
Como los guerreros samurái, los empresarios son líderes que pueden llevar a su equipo a la gloria o al rotundo fracaso. El ‘código Samurái’ o ‘Bushidō’ puede parecer una filosofía muy lejana, en cuanto a tiempo y a que pertenece a una cultura muy distinta a la mexicana; no obstante, se trata de un camino de preparación, con humanidad y ética y así guiar a un ejército bajo estos mismos valores.
La palabra samurái viene del verbo ‘samurau’ que significa servir, por ende este código incluye conceptos éticos y morales que adoptaban los guerreros japoneses, quienes tenían un alto nivel cultural y principios para construir una vida mejor.
De acuerdo con Saskia de Winter Training, estas son las 7 virtudes del código samurái, también conocido como el camino del guerrero, que todo empresario de alto rendimiento puede adoptar:
1. Honor (meiyo)
Probablemente es la virtud más importante que un empresario debe adoptar. Al igual que los guerreros japoneses, las decisiones que se toman son un reflejo de quién eres en realidad. El honor es un concepto que para un empresario solo tiene un juez, y es él mismo. De acuerdo con el código japonés, la forma de proteger el honor es a través de la integridad; que los actos se mantengan alineados con las creencias.
2. Benevolencia (jin)
En el camino hacia el éxito un empresario adquiere experiencia y se fortalece con el tiempo; desarrolla ciertas habilidades que, al igual que los samuráis, deben usarse para el bien de todos, es decir, brindando apoyo a sus compañeros en cualquier momento.
3. Honestidad (makoto)
Cuando un samurái habla ha puesto en acción lo que va a realizar; es decir, no se posterga o justifica. Esta virtud debe ser adoptada por los empresarios quienes deben poner todo lo que está a su alcance para realizar lo que han prometido. No existen límites porque hablar y hacer deben considerarse como un solo elemento.
Un empresario depende en gran parte de su credibilidad y esta característica debe ser impecable.
4. Respeto (rei)
No hay motivo para ser descortés, ni siquiera con el adversario. Los samuráis estaban convencidos que una persona sin respeto no era mejor que los animales. El respeto hacia un empresario no se gana sólo por su capacidad de éxito, sino por su manera de dirigirse hacia los demás.
5. Justicia (gi)
El empresario, al igual que los guerreros japoneses, debe tratar con honradez a todos sus semejantes. La justicia no es un asunto de interpretaciones sino de distinguir en la vida lo que es correcto e incorrecto, incluso cuando uno se encuentra involucrado en el caso. Antes de tomar cualquier decisión un guerrero debía preguntarse si se estaba siendo justo o no.
6. Coraje (yu)
Esta virtud no está relacionada con la agresividad sino con el atrevimiento de salir adelante y enfrentar la adversidad, atreverse a lo que otros temen.
Para los samuráis el coraje es arriesgarse a pesar del peligro, pero siempre siendo inteligente y escogiendo las debidas batallas que pueden enfrentarse. Reemplazar el miedo por el respeto y la precaución.
7. Lealtad (chuugi)
Para un guerrero japonés, la lealtad es permanecer fiel con aquellos que están bajo su cargo. El empresario debe ser responsable de los actos y de todas las consecuencias que emanen de éstos.
“Este código japonés no debe tomarse como un método para adoctrinar empresarios; sino como un modo de vivir una vida más plena donde el negocio, la familia, la capacitación y el desarrollo de las habilidades se encuentren en armonía para un mejor desarrollo personal y empresarial”, concluye Saskia de Winter.
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