A partir de estos momentos, entramos francos a la sucesión presidencial. No debemos olvidar que el actual mandato de facto tomó las riendas del país pasados los comicios, ya que el presidente saliente se hizo a un lado y entregó las riendas del país por adelantado. El paralelismo con lo actual es que para el próximo mes de agosto deberá estar definido el candidato y/o candidata del partido en el poder: MORENA. El juego sucesorio de las corcholatas, así llamado, deberá definirse para este mes. Habiendo humo blanco, la figura presidencial, paulatinamente, pasará a convertirse en segunda voz de la agenda pública. Este shot de grilla política de océanos comunes, por todos conocido, lo narramos a fin de establecer la distancia del quehacer político y la sociedad. Las asignaturas pendientes son torales y estratégicas en la vida de los mexicanos.
Desigualdad
Uno de los principales lastres, motivo de vergüenza de nuestro país, más allá de la pobreza y la marginación, es la desigualdad, este flagelo irritante que padece la población al sobrevivir y llevar la vida en condiciones inexplicables. ¿Cómo poder explicar que un puñado de no más de 200 mil personas, 20 mil familias, concentran el 90% de las riquezas y el resto, más de 120 millones de personas, medran sus vidas con el 10% restante? Es un hecho que las clases medias se encuentran en extinción. Este empobrecimiento social va más allá de lo económico, implica marginalidad cultural y discriminación, situando a la mayoría fuera del desarrollo. El reto de tajar la brecha en la desigualdad social que ancla al país en el atraso y la violencia es una de las principales asignaturas pendientes para los gobiernos venideros.
Desarrollo económico
Una de las tareas pendientes es sacar al país del mediocre 2% del PIB de desarrollo y llevarlo al 6%; sin embargo, y en honor a la verdad, este mandato enfrentó un futuro estrellado por catástrofes naturales y por la pandemia, factores que hundieron las posibilidades de crecimiento no tan sólo del país sino del mundo entero. A gritos y sombrerazos, tal vez más gritos que sombrerazos, pasamos lo peor de la pandemia, no sin dejar atrás un millón de muertes y cargando las secuelas de los cuatro millones de contagios. Esto nos hizo perder fuentes de empleo y cerrar millones de negocios. Llevamos unos cuantos meses de haber controlado la enfermedad del COVID, poco tiempo de habernos reactivado. Esto nos presenta la oportunidad coyuntural de capitalizar de la mejor manera el nearshoring o relocalización de las empresas que hoy buscan reubicarse en América del Norte, lo más cerca de las fronteras estadounidenses. El próximo gobierno enfrentará este hándicap, tendrá que moverse rápida y atinadamente para lograr el mayor número de inversiones posibles que ofrezcan empleos bien remunerados a nuestra población y nos permitan recuperarnos y reactivar nuestra economía. Indudablemente falta mucho por hacer para lograr salir del mediocre 2% del PIB y llegar a la tierra prometida del 6%.
Inseguridad
Una de las amarras más candentes que lacera nuestra geografía nacional es la violencia que generan las cinco o seis pandillas de delincuencia organizada que, un día sí y otro también, se disputan el trasiego y efervescente mercado de los estupefacientes. La poderosa economía de esta actividad ilegal multiplica en cinco o seis el poder económico del estado; es una hidra de mil cabezas que, en un país como el nuestro donde no hay oportunidades laborales bien remuneradas, encuentra en la juventud pasto verde y seco para prender su fuego de violencia. La narcoviolencia limita y conculca la vida nacional, la paz social y la posibilidad de una vida mejor. Este es un reto gubernamental sin respuesta efectiva aún, una de las asignaturas más urgentes para los gobiernos.
Educación para la modernidad
Si no hay claridad en el rumbo educativo del país, el país no tiene rumbo. Lamentablemente llevamos cuatro décadas sin rumbo educativo, sin lograr atinar en una política educativa de largo plazo. Esta es una exigencia para la formación de la nueva ciudadanía que sólo se logra con tiempo, lleva años educar y dibujar el rostro social del futuro de cualquier país. ¿Qué tipo de ciudadanía queremos, qué tipo de convivencia social deseamos? Sólo la educación puede dar respuesta. Sin claridad educativa, no habrá modernidad nacional posible. Con la pandemia, 5.2 millones de alumnos en todo el país dejaron sus estudios de lado al tener que ver por ellos y sus familias y se estimaba que 1.8 millones más pudieron llegar a abandonar la escuela en los años subsecuentes. El presupuesto en educación, de 83 mil 638 millones de pesos, está por debajo del 8% del PIB que señala la UNESCO, al igual que el 0.38% del PIB que se destina para tecnología; este gasto explica mucho de la crisis educativa que vive el país al no haber un presupuesto adecuado.
Cambio climático
El cambio climático es el principal reto de la humanidad; o entendemos que debemos cambiar nuestro estilo de vida y adoptamos uno que respete a la naturaleza o simple y llanamente pasaremos a un proceso de extinción. El calentamiento global es un hecho inocultable y ya padecemos muchas de sus consecuencias: sequías, pandemias, catástrofes naturales, deforestaciones, extinción de especies, entre otras, son muchos mensajes de la enfermedad que padece el planeta; quienes lo enfermamos somos nosotros. Debemos entender que el principal depredador del medio ambiente es el hombre. Por ello, la reconversión hacia el uso de las energías limpias no es una opción, es una obligación inaplazable. El próximo gobierno tendrá que redefinirse en esta materia con toda claridad y buscar ser un gobierno moderno y civilizado.
A raíz de la pandemia quedó por demás claro la obligación que tenemos todos de cuidar y velar por nuestra salud. Por ello, para las futuras generaciones y para quienes lo logren de las presentes, adoptar un modo de VIDA SALUDABLE es una condición para sobrevivir en los tiempos actuales. Las amenazas pandémicas no terminarán con el COVID, seguirán apareciendo y atacando nuestras vidas poniéndolas en jaque y a prueba de resistencia. La mejor forma de poder enfrentar estos retos sanitarios es guardando buenos estándares de salud bajo la máxima de mente sana en cuerpo sano. La salud mental y física son las columnas de una vida saludable. Los próximos gobiernos deberán empujar una cultura proactiva por propio pie en la población para que emprenda un viaje sin retorno hacia una vida con mejores hábitos alimenticios, menos sedentaria, sin estrés y mejor calidad de sueño, en fin, una vida más tranquila y serena, menos angustiante. Para la obtención de una vida más saludable, es menester encontrar una vida más igualitaria.
Inflación
Una de las válvulas sociales a controlar, por su grave afectación, es el proceso inflacionario que provoca carestía de la vida, haciendo que el poder de compra de la población no alcance las necesidades de consumo esencial, obligando a las familias a deteriorar su alimentación. Este problema es uno de los principales retos de todo gobierno por venir, al que se deberán enfrentar y para el cual no se han encontrado políticas públicas efectivas y eficientes. La factura económica de la pandemia que los mexicanos hemos venido pagando ha sido elevada y costosa, dejando al 70% de la población sin la posibilidad de poder comprar la canasta básica de alimentos. La inflación alimentaria es de más del 10% y se ha comido todos los aumentos salariales otorgados, por lo que el tema de la inflación no es una asignatura pendiente sino urgente.
Encaminémonos a elección de nuestro nuevo presidente sin perder de vista estas asignaturas pendientes.
Redacción con información de ANPEC
RECOMENDAMOS Premian la innovación en materia de alimentación y nutrición
Recuerda dejarnos un comentario