Es una realidad probada que acceder a un sistema de franquicias, representa innumerables bondades al compartir el know-how o saber hacer de un negocio exitoso y estar facultados al uso de una marca ya posicionada, asimismo, implica una serie de ventajas, siendo uno de sus principales atractivos la minimización de riesgos frente a otros esquemas de negocio o inversión.
Al adquirir una franquicia se recibe formación y capacitación inicial, asistencia y soporte continuo, una zona de exclusividad territorial y al formar parte de una red, se accede a economías de escala, investigación y desarrollo, así como a programas y campañas de marketing que de otra forma serían muy costosas o inaccesibles.
Sin embargo, formar parte de una franquicia no es gratis, se debe pagar por incorporarse a la red y se deben compartir las utilidades del negocio –regalías o royalties-; de igual forma, la marca que nos distingue y los procesos y métodos operativos, administrativos y comerciales del negocio no son propios, pertenecen al franquiciante.
Adicionalmente, y sin perjuicio de ser un empresario independiente, las decisiones estratégicas y las normas y directrices de nuestro negocio son determinadas por un tercero, el franquiciante, lo que nos deja un margen de actuación limitado.
Es por esto que antes de decidir invertir en una franquicia, debemos cuestionarnos sobre nuestro propio perfil como posibles franquiciatarios; cuando me preguntan que cual es la mejor franquicia, mi respuesta es que no hay tal, sino que se debe seleccionar la franquicia que mejor se ajuste o adapte a nuestros intereses.
Es fundamental realizar un correcto proceso de selección de franquicia, ya que nuestro éxito no sólo se vincula al del franquiciante, sino al de otros franquiciatarios, por lo que hay que evaluar aspectos legales, financieros, de soporte y asistencia, sin embargo resulta igual de importante evaluarnos a nosotros mismos, para saber si realmente adquirir determinada franquicia es lo que más nos conviene.
Si bien el aspecto financiero no lo es todo al momento de adquirir una franquicia, es de suma importancia saber que contamos o tenemos acceso a los recursos económicos necesarios tanto para montar un negocio, como para afrontar cualquier contingencia que se pudiera presentar, quedarse corto en la inversión o en el capital de trabajo es uno de las situaciones más recurrentes que implican, no sólo para una unidad en franquicia sino para cualquier negocio.
El tiempo que destinemos para la operación de nuestro negocio en franquicia, puede ser un aspecto fundamental, aunque existen franquicias que permiten la figura de inversionista ausente –aporta capital y opera un tercero o el propio franquiciante- la mayoría de las franquicias requieren una participación en la operación y administración del negocio, que puede ser de tiempo completo o parcial, y nunca hay que perder de vista que generalmente un negocio funciona mejor bajo la supervisión de su dueño.
Hay a quien le cuesta trabajo ajustarse a políticas o lineamientos determinados, sobre todo si van dirigidos a un negocio de cual finalmente son dueños, personas muy inquietas y de gran iniciativa podrían tener problemas para seguir los estándares de una franquicia, sin embargo tampoco se pretende que el franquiciatario carezca de iniciativa o no sea innovador, una de las principales ventajas de la franquicia es que el franquiciatario está en contacto directo con su mercado y es más sensible a los cambios y a las necesidades del mismo, por lo que deben de existir los canales de comunicación que permitan que el concepto de negocio sea lo suficientemente flexible para adecuarse a su entorno, sin que esto implique salir de los estándares de la franquicia.
Es común que el franquiciatario genere altas expectativas sobre el negocio en el cual está incursionando, por lo que es muy importante que en base a las evaluaciones y proyecciones financieras presentadas por el franquiciante y revisadas por el futuro franquiciatario, se determine si los flujos y la rentabilidad esperada del negocio corresponden con nuestras necesidades para evitar fricciones y malos entendidos.
Una vez realizado un análisis a detalle sobre el concepto en el que vamos a invertir y estando objetivamente convencidos de que nuestro perfil se ajusta para ser un buen franquiciatario, seguramente nuestra decisión será un acierto y la inversión que realicemos además de rentable nos proporcionará satisfacciones personales y profesionales.
Enrique U. Alcázar Córdova.
Director General
Alcázar & Compañía
www.alcazar.com.mx
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