En la actualidad nos encontramos en un entorno dinámico, dentro del cual se exigen altos estándares de calidad en todos los productos y servicios que se ofrecen. Ante esta situación, toda organización enfrenta un reto importante para proporcionar de forma coherente productos que satisfagan los requisitos de sus clientes y a la vez cumplir con los requerimientos reglamentarios aplicables. Dentro de este marco, los sistemas de gestión juegan un papel preponderante, como herramienta para lograr la eficiencia de sus procesos y la mejora continua.
Existen varias normativas de reconocimiento internacional que ayudan a que dicha mejora se logre. Una de las más importantes es la norma ISO 9001, la cual ofrece herramientas de gestión que permiten definir las políticas empresariales y los objetivos de calidad de las empresas, monitorear y medir el desempeño de sus procesos y características de los productos y fomentar la mejora continua dentro de la organización.
ISO 9001 data de 1987 y ha tenido como objetivo principal eficientar los procesos de las organizaciones en cuestión de calidad, sin embargo los diferentes criterios dificultaban su aplicación. Originalmente, el enfoque estaba basado principalmente en empresas con procesos productivos, complicando así su aplicación para empresas dedicadas a ofrecer servicios o a instituciones de gobierno. La transición de la versión 1994 a la 2000 demandó un cambio radical en el desarrollo de los sistemas de gestión, introduciendo el enfoque de procesos, que en muchos casos exigió a las organizaciones desarrollar de nueva cuenta su documentación.
Revisar y renovar las normas ISO asegura la pertinencia de los modelos de negocio actuales y su adaptación a las nuevas tecnologías. En marzo de 2008 comenzó la revisión de la nueva versión, que estará lista a partir de mediados del 2015. Posterior a la fecha de emisión, las organizaciones tendrán un período de transición para implementar los cambios en su sistema de gestión.
Los cambios que presenta la ISO 9001 en su versión 2015 son los siguientes:
– Se hace visible un nuevo enfoque hacia la permanencia del negocio.
– Se busca entender más a la organización, su contexto, así como las necesidades y expectativas de las partes interesadas para reducir o limitar el riesgo
– Eliminación del manual de la calidad y de un representante de la dirección (la alta dirección ahora estará bajo el escrutinio directo de los equipos de auditoría)
Implementar un sistema de gestión de calidad se puede juzgar como un gasto innecesario, sin embargo, representa una inversión para mantenerse vigente a largo plazo. De lo contrario, los costos de no contar con un sistema de gestión podrían representar una proporción considerable sobre sus costos anuales.
Bajo esta premisa, cualquier tipo de organización, sin importar el tipo de industria o sector, deberá poner especial énfasis en estos temas para entender la prevención, los riesgos y cómo mitigarlos.
Acercarse a organismos con experiencia en certificaciones de sistemas ayudará a las organizaciones a comprender más sobre su negocio, su contexto, así como las necesidades y expectativas de las partes interesadas, factores esenciales para reducir o limitar el riesgo.
Por Luis Javier Cerecedo, Director de Operaciones de Sistemas de Gestión en TÜV Rheinland México
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