El ritmo de vida acelerado, las extensas horas de trabajo, las dificultades económicas, las presiones familiares, los pocos momentos que pasamos con nosotros mismos; han sido los diversos conflictos a los que se enfrentan las personas en esta época.
Esto ha repercutido de manera considerable en la salud emocional, ya que estos fenómenos están ocasionando grandes cantidades de estrés que alterar el funcionamiento adecuado de todo el organismo.
“El estrés se produce como consecuencia de un desequilibrio entre las demandas del ambiente (estresores internos o externos) y los recursos disponibles del sujeto”. Cuando la demanda del ambiente (laboral, social) es excesiva frente a los recursos de afrontamiento que se poseen, se van a desarrollar una serie de reacciones adaptativas, de movilización de recursos, que implican una activación fisiológica específica. Esta reacción de estrés incluye una serie de reacciones emocionales negativas (desagradables), de las cuáles las más importantes son: la ansiedad, la ira y la depresión.
El estrés supone una reacción compleja a nivel biológico, psicológico y social. La mayor parte de los cambios biológicos que se producen en el organismo cuando está sometido a una reacción de estrés no son perceptibles para el ser humano y se precisan procedimientos diagnósticos para determinar el nivel de la reacción. Sin embargo, a nivel psicológico muchos síntomas producidos por el estrés pueden ser fácilmente identificados por la persona que está sufriendo dichos cambios. La reacción más frecuente cuando nos encontramos sometidos a una reacción de estrés es la ansiedad.
Muchas veces ansiedad y estrés se usan como sinónimos, entendiendo en ambos casos un mismo tipo de reacción emocional, caracterizada por alta activación fisiológica. El estrés es un proceso más amplio de adaptación al medio. La ansiedad es una reacción emocional de alerta ante una amenaza. Digamos que dentro del proceso de cambios que implica el estrés; la ansiedad es la reacción emocional más frecuente. Muchos estímulos o situaciones pueden provocar en el individuo la necesidad de movilizar recursos para dar respuesta a las demandas de dicho estímulo, o para volver al estado inicial de equilibrio en el que se encontraba inicialmente. Al estímulo le llamamos estresor, o situación estresante.
De acuerdo con el Dr. Enrique Rojas en su libro “La Ansiedad”; se pueden presentar cinco síntomas diferentes:
1.- Físicos, relacionados con cambios a nivel fisiológico
2.- psicológicos (Cambios de humor, fobias, entre otros)
3. Conductuales (Todo aquello que se puede observar en el comportamiento de la persona)
4.- Intelectuales (Procesamiento de información)
5.- Asertivos (Relacionados con habilidades sociales)
Situaciones estresantes las tenemos a diario, lo importante es que regulemos la reacción que tenemos a las mismas; normalmente el individuo con altos índices de ansiedad es aquel que se sobre- exige, que tiende a pedir demasiado de sí mismo y que no ha aprendido a ver la vida desde una óptica relajada ya que, es sumamente rígido. Es básico aprender y observar el cómo reaccionamos a nuestro entorno y cuáles son las causas inconscientes que nos llevan a actuar de esta manera; solo así podremos modificar la manera en la que nos relacionamos con el entorno.
Mónica Morales, Experta terapeuta
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