Liderar es una capacidad indispensable para quienes tienen gente a su cargo, también es una destreza que enriquece el perfil profesional de la persona en cualquier nivel de la empresa. Al final, mientras mejores equipos conformen a una organización, los resultados siempre serán superiores.
Existen varios estilos de liderazgo y estos pueden adoptarse según preferencias o situación específica. Uno de los estilos más comunes es el liderazgo autocrático, donde la cabeza del equipo, o jefe, toma las decisiones de manera independiente, sin consultar al equipo. Este enfoque puede ser eficaz en situaciones de crisis por la velocidad de resolución de conflictos, pero puede conducir a la falta de motivación y participación de los miembros del equipo.
En contraste, el liderazgo democrático implica la toma de decisiones colaborativa, donde se fomenta la participación de los integrantes de la célula de trabajo y se valoran las opiniones de todos. Este estilo puede fortalecer la cohesión del equipo, pero puede llevar más tiempo llegar a consensos.
Otros estilos de liderar
Identificar el estilo de liderazgo de una persona es esencial para construir un equipo eficiente y armonioso. Un líder que comprende sus propias preferencias y fortalezas puede adaptar su enfoque según las necesidades del equipo y la situación. La identificación y comprensión del estilo de liderazgo contribuyen a un entorno de trabajo más productivo, donde cada miembro del equipo se siente valorado y puede contribuir de manera significativa hacia el logro sostenible de objetivos comunes.
Daniel Goleman clasifica los estilos de liderazgo, en su artículo “Leadership that Gets Results” de Harvard Business Review, en: coercitivo, autoritario, afiliativo, democrático, orientado a la tarea y transformacional.
Capacitar a cada miembro del equipo para conocerse como líder no pone en riesgo el puesto del jefe, sino que empodera al talento para tomar las decisiones que le competen, mejorando el trabajo del equipo y de la corporación en general. “Aprender de liderazgo o identificarse como líder es esencial equilibrar la comprensión del liderazgo con la apertura a la retroalimentación, al seguimiento de instrucciones, respeto de roles y responsabilidades de trabajo, así como el trabajo en equipo, para evitar desafíos relacionados con la competencia interna y los conflictos de dirección. Un líder efectivo no solo dirige, sino que también inspira, motiva y guía hacia el éxito”, concluye la directiva.
Según McKinsey, los equipos de liderazgo diversos tienen un 21% más de posibilidades de experimentar una rentabilidad superior, una poderosa razón para invertir en la capacitación de los colaboradores.
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