Las acciones estadounidenses terminaron en rojo la semana pasada. El índice Dow Jones Industrial Average cayó un 1.79% y cerró en 17,373, el índice S&P 500 bajó un 1.28% y cerró en 2,077 y el índice Nasdaq Composite, compuesto mayoritariamente por empresas tecnológicas, perdió un 1.66% y cerró la semana en 5,043. Mientras tanto, el rendimiento de las letras del Tesoro a 10 años cayó del 2.20% al 2.17%, a la vez que aumentó el precio.
Las compañías estadounidenses importantes continúan luchando con los vientos contrarios causados por un dólar más sólido. Sin embargo, es curioso que las compañías de baja capitalización, que tienen menor exposición a las ventas internacionales, no se están viendo favorecidas. En cuanto a los bonos, los datos económicos de EE. UU. siguen siendo heterogéneos, pero son lo suficientemente sólidos como para que los inversionistas supongan, cada vez más, que la Reserva Federal aumentará las tasas de interés este otoño. Esas expectativas están provocando lo que se conoce como un aplanamiento de la curva de rentabilidad, donde la rentabilidad de los bonos a más corto plazo aumenta con mayor celeridad que la rentabilidad de los bonos a más largo plazo, a la vez que se produce la venta masiva de los primeros. En consecuencia, continuamos creyendo que seguirá estando contenida la rentabilidad a largo plazo, pero seguirán siendo vulnerables los bonos a más corto plazo.
No se encuentra tranquilidad en las compañías de baja capitalización
En EE. UU., la temporada de ganancias ha sido mejor que lo esperado, pero las estimaciones más bajas de las ganancias del tercer trimestre contienen cualquier alza en las acciones. Las acciones también se vieron perjudicadas por varias compañías, entre las que se incluyeron Disney y Sears, que no cumplieron con las expectativas de ganancias. En lo que va del año, el índice S&P 500 está luchando por mantener un alza del 1%, en tanto que los índices Dow Jones Industrials y Transport ahora se encuentran sólidamente en territorio negativo.
No obstante, en general, el segundo trimestre no sufrió el desastre relacionado con las ganancias que algunos habían previsto, pero no ha podido inspirar a los inversionistas. Las ventas cayeron un 4% año tras año, en tanto que las ganancias aumentaron un 1.5%; excluyendo el sector de energía, dicha cifra asciende drásticamente a un 9.3%. Si bien las tasas bajas y el crecimiento salarial rezagado permitieron que los márgenes de ganancias permanecieran en niveles récord, la presencia de un dólar fortalecido ha perjudicado los ingresos de las compañías.
Muchos inversionistas han estado favoreciendo las acciones de baja capitalización, que dependen menos de las ventas internacionales que las compañías más importantes, con la intención de mitigar el impacto de un dólar más fortalecido. Pero la estrategia no ha brindado gran beneficio. El alza modesta del 1% en la alta capitalización marcada por el índice S&P 500 se encuentra ligeramente por delante de la correspondiente a la baja capitalización indicada por el índice Russell 2000 en lo que va del año.
¿Qué es exactamente lo que está reteniendo a las compañías de baja capitalización? Si bien tienen menos exposición a las ventas internacionales, las acciones de baja capitalización han demostrado ser más vulnerables al aumento de las tasas de interés real (la tasa de interés después de la inflación) y la anticipación de los inversionistas del ajuste monetario. La vulnerabilidad se vio reforzada durante la temporada de ganancias debido a que los inversionistas se preocuparon por el impacto de una curva de rentabilidad aplanada en los bancos de baja capitalización, que conforman alrededor del 25% del índice Russell 2000. En julio, la relación pasada entre precio y ganancia correspondiente al índice Russell 2000 se contrajo en alrededor del 2%, en tanto que las alzas del índice S&P 500 contaron con el respaldo mediante expansión múltiple de aproximadamente el 2%. En consecuencia, permaneceríamos neutrales en lo que respecta a sesgos de cualquier tamaño en las acciones estadounidenses.
A diferencia del desempeño inalterado que presentan los mercados bursátiles de EE. UU., continúan avanzando las acciones japonesas y europeas. Parte del motivo proviene de políticas monetarias divergentes y de la ansiedad presente en EE. UU. con respecto a un aumento pendiente en las tasas por parte de la Reserva Federal. No obstante, quizá un mayor motivo sean las ganancias.
En la medida en que las compañías estadounidenses logran alcanzar las alzas nominales, en su mayoría gracias a márgenes de ganancias que se encuentran por las nubes, las compañías de Europa y Japón disfrutan de las ganancias y del crecimiento de los ingresos. En Europa, el crecimiento de las ganancias por acción ha aumentado el 14% año tras año y es incluso más alto si no se incluye la energía. La presencia de un euro más débil ha sido un factor que respaldó el crecimiento de primera línea, que es exactamente lo opuesto a lo que estamos experimentando en los Estados Unidos.
¿Listos, preparados… para el aumento de tasas?
Si bien un informe ambiguo del sector industrial del Instituto de Gestión de Suministros (Institute for Supply Management, ISM) ofreció más evidencia de los vientos contrarios presentes a causa de un dólar fortalecido, la mayoría de los datos de la semana pasada confirmaron nuestra postura de que la economía en la segunda mitad del año debería mostrar una mejoría respecto de la primera mitad. La encuesta fuera del sector industrial del ISM mostró que el sector de servicios se expandió al ritmo más rápido en una década. Y el informe de empleo no agrícola correspondiente a julio emitido el viernes mostró que el crecimiento laboral continuó superando ampliamente la cifra de 200,000/mes, aun cuando permanecen estancados los salarios y la participación de la fuerza laboral.
A pesar de la falta de crecimiento salarial, existe una creciente percepción de que la economía es lo suficientemente fuerte como para comenzar a eliminar las condiciones ultraflexibles que han definido la política monetaria estadounidense desde el 2008. Los sólidos datos laborales de la semana pasada, así como también los comentarios del presidente Lockhart, de la Reserva Federal de Atlanta, sirvieron para aumentar las expectativas de un aumento de las tasas en septiembre. Como consecuencia, el rendimiento de las letras del Tesoro a dos años volvió a ascender a 0.75% aun cuando los rendimientos a 10 años permanecieron estancados en alrededor del 2.17%, exactamente igual que como comenzaron el año.
Seguimos creyendo en la probabilidad de que los factores estructurales mantengan los movimientos en los bonos a más largo plazo relativamente contenidos, pero los inversionistas deben ser precavidos respecto del tramo corto de la curva de rentabilidad. Asimismo, si bien han sido negativos recientemente los flujos de bonos municipales en medio de la angustia relacionada con Puerto Rico, continuamos creyendo que los atractivos rendimientos relativos y la mejora de las condiciones crediticias favorecen el amplio espacio municipal relativo a las letras del Tesoro.
Russ Koesterich, Director Administrativo, Estratega Principal de Inversiones Globales de BlackRock y para iShares de BlackRock
Recuerda dejarnos un comentario
También puede interesarte:
Microsoft congela dólar a $14.99 pesos
Te compartimos el siguiente vídeo: