Como emprendedor, una de las grandes ventajas es la libertad para vestirte a tu gusto y es más común desenvolvernos en ambientes de trabajo informales, que no obligan al típico traje y corbata o al traje sastre con tacones. Por lo mismo, a veces no sabemos qué es lo adecuado y es fácil caer poco a poco en el descuido hasta llegar a la facha absoluta.
En algunas actividades y sectores, eso no es tan relevante, pero cuando el puesto incluye contacto con personas externas (proveedores, clientes, etc.) hay que tener cuidado con la imagen que proyectamos, ya que finalmente es la cara de la empresa.
Que sí:
- Vístete de acuerdo a tu mercado e industria. Si tienes contacto con personas que trabajan en ambientes muy formales, procura ir de traje y corbata. Si tus clientes son fábricas o plantas industriales, unas buenas botas de trabajo y pantalones tipo Dockers® son indispensables. La flexibilidad es la clave.
- Las actividades de un emprendedor son muy variadas y generalmente nos toca hacer un poco de todo, así que busca prendas que se adapten a cualquier situación, por ejemplo un buen par de jeans (largos, rectos, de mezclilla oscura, sin deslavados ni roturas) con una blusa o camisa y un blazer te sacarán de apuros en casi todos los casos.
- Si estás inseguro, mejor vestirte de más que de menos. Mejor que te recuerden como “el único trajeado de la reunión” a pasar por “el más fachoso”.
Que no:
- Pijama. Si estás trabajando, tienes que estar vestido, no importa si lo haces desde tu casa.
- Evita usar cualquier prenda sucia, rota o en mal estado. Eso incluye los jeans, aunque vengan “desgarrados” por diseño, no son lo más adecuado para hacer negocios.
- Pants. No importa si son finos o caros, los pants no son para ir a trabajar a menos que seas entrenador deportivo.
- Ropa demasiado informal: shorts, sandalias… ese tipo de cosas. Por muy amigable que sea el ambiente, recuerda: es trabajo. No aplican las mismas reglas que para salir con tus amigos.
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¡Éxito y suerte!
Eila Zalles
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