La renegociación del TLCAN y sectores PyME afectados

 

El TLCAN da mucho de qué hablar en diferentes ámbitos, incluyendo el de su influencia en el PIB mundial (28%), niveles de dependencia y desarrollo, impacto sectorial, así como en la inversión, el empleo y los flujos migratorios, entre las tres naciones participantes.

 

De llevarse a cabo la renegociación en pro a los intereses de EU, las empresas que, tendrán algún tipo de afectación, podrían ser las de los sectores: automotriz, electrónico, eléctrico y por supuesto, algunas agropecuarias. 

 

Hoy en día, en que la economía mundial se encuentra altamente globalizada, surgen voces que se cuestionan y buscan replantear las reglas mundiales del comercio, enmarcadas en torno a tratados y acuerdos comerciales.

 

Así como Inglaterra a través del Brexit, cuestionó y replanteó su participación en la Unión Europea; mientras Cataluña discute y analiza su permanencia en la República Española; Estados Unidos como actor preponderante en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ha puesto su lupa en la revisión de este acuerdo que ha regido las relaciones comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá desde 1994.

 

Con las arremetidas o embates de una nación que tradicionalmente ha luchado por el libre comercio mundial y que hoy se niega a continuar bajo las cláusulas que le dieron origen -so pretexto de una relación injusta y dañina para su desarrollo-, dicho tratado queda en entredicho por un gobierno que defiende un proteccionismo y que pugna por replantear las reglas del juego.

 

Y es que hay mucho por defender en un tratado, cuyo mercado que integrado por los países que lo conforman, representa más de 400 millones de habitantes cercanos al 7% de la población mundial y que sitúa un nivel de comercio en miles de millones de dólares, considerando solo la relación comercial entre México y Estados Unidos. En su desacuerdo en la materia, el vecino del norte pugna por la renegociación de aranceles, las reglas de origen, el alza de los salarios en México y por la eliminación del capítulo 19 concerniente a las controversias en materia de comercio, por citar algunos puntos.

 

 

Mientras que nuestro país, intenta mantener las relaciones comerciales casi intactas; con excepción del capítulo energético, así como fortalecer la competitividad de América del Norte, promover los flujos de inversión extranjera entre los tres países y tratar de crear las condiciones que propicien un comercio incluyente, entre otros factores.

 

De llevarse a cabo la renegociación en pro de los intereses de Estados Unidos, los sectores que de alguna forma sufrirán cambios o tendrán algún tipo de afectación, podrían ser: el electrónico y eléctrico, el automotriz en sus diversas modalidades (autos ligeros, pesados y autopartes) y por supuesto el sector agropecuario con su variedad de cultivos. Lo que sin duda, repercutirá en el crecimiento y desarrollo de las empresas de este giro y obviamente en los flujos de inversión y empleo que impactarán también a las PyMEs proveedoras de cada uno de ellos.

 

Es muy arriesgado tratar de predecir cuál será al rumbo que tomen las negociaciones y los resultados del TLCAN; sin embargo, tratando de visualizar el panorama económico y político para México y Estados Unidos en el 2018, es probable, que la renegociación se lleve a cabo con ciertos puntos favorables para ambas naciones pero en su mayoría para EU; esto porque dicha nación, busca revertir su déficit comercial y dejar ver que con la renegociación fortalecerá la producción y el empleo para los norteamericanos, con sus consecuentes repercusiones políticas que sumen puntos al gobierno de Donald Trump.

 

En el caso de México, el lograr la renegociación con ciertos beneficios de acuerdo a los objetivos que continúen beneficiando a las grandes empresas y PYMES mexicanas; el llegar a un acuerdo, podría fortalecer los principales indicadores económicos (tasas de interés, inflación y tipo de cambio) y crear condiciones adecuadas para una futura y sana contienda política; que propicie un suave aterrizaje de la economía y una tranquila transición sexenal que beneficie a todos y posibilite que nuestra economía sea más competitiva.

 

 

Por Álvaro Vargas Briones, economista especialista en finanzas y catedrático de la EBC. Profesor de posgrado en el Campus Dinamarca. Colaborador en DNC consultores. Centro de Estudios Estratégicos y Alta Dirección.

 

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