El presente texto tiene la finalidad de aportar al campo de las reflexiones sobre la responsabilidad social, mi formación como estudiante de la maestría en responsabilidad social, me ha permitido aprender sobre las diversas formas en que la RS se manifiesta.
Para los fines del presente escrito me permito retomar como idea eje el hecho de que la RS responde a una manera ética y sustentable en que las organizaciones se relacionan con los diversos grupos de interés que conviven con éstas.
Un elemento que se requiere para el desarrollo de las relaciones con los grupos de interés es el uso de lenguaje, los medios y modos de comunicación son varios y dependen sobre todo del grupo de interés en cuestión, en este texto solo me referiré al lenguaje escrito.
Desde el campo de las ciencias sociales existen múltiples estudios sobre lenguaje incluyente, este puede analizarse desde diversos ámbitos, y en cada uno se podría visibilizar como el uso del lenguaje no incluyente discrimina a diversos sectores de la población. La intención del presente texto se centra en reflexionar en torno a la discriminación hacia las mujeres desde el lenguaje.
En síntesis, estas líneas tienen el objetivo de tejer reflexiones en torno al lenguaje incluyente desde una perspectiva de género y responsabilidad social.
Lo que no se nombra no existe, es una frase que en términos profundos refiere a los estudios del lenguaje como productor y reproductor de cultura, es precisamente en este marco donde me interesa centrar las reflexiones ¿Qué sucede si en la comunicación escrita, que generan las organizaciones no se nombra a las mujeres? En términos de presencia no es que las mujeres no existan, sin embargo, sí se hace un invisibilización de ellas a través del lenguaje escrito.
Lograr un lenguaje incluyente no se trata solo de usar “las/los” es un proceso que responde a la toma de conciencia de cada una de las personas que forman a la organización, es una toma de conciencia ética sobre los efectos que el lenguaje tiene en la transformación de la sociedad, es como darse cuenta que se afecta al medio ambiente, como considerar la responsabilidad que cada organización tiene para con la comunidad.
Si bien la responsabilidad social tiene un compromiso con la construcción de la igualdad entre mujeres y hombres, un aspecto que considero pasa desapercibido es el uso del lenguaje verbal y escrito y este es un elemento crucial para la construcción de la igualdad y la no discriminación.
En las siguientes líneas comparto algunos de los elementos que deben considerarse al momento de escribir. Siguiendo a Guerrero (s/f), si bien el español usa el género gramatical masculino como genérico, el abuso de éste es una de las principales razones de la invisibilización de las mujeres, el español es una lengua rica y para evitar el abuso del genérico masculino se puede recurrir a otras palabras, por ejemplo: al referirse a los alumnos se puede utilizar el alumnado; la referencia a los expertos en RS cambiar por las personas expertas en RS, de otra manera el genérico masculino además de invisibilizar también puede crear ambigüedad y confusión en los mensajes, para evitar este problema se puede recurrir a otros procedimientos como: metonimias, abstractos, colectivos, epicenos, uso de nombres comunes, pronombres, determinantes y adjetivos no marcados, omisión de masculinos innecesarios, los desdoblamientos se sugieren como último recurso a usar y el uso de las barras (/) o el arroba @ son poco recomendables.
Los duales aparentes son palabras cuyo significado varía según el sexo al que refieran, cuando son usados para los hombres tienen un sentido positivo o neutro en cambio se vuelve negativo o de menor categoría cuando se refiere a las mujeres, ejemplo: hombre público (varón que se dedica a temas de orden público) – mujer pública (mujer prostituta); sargento (cargo en fuerzas armadas) – sargenta (denostar a una mujer autoritaria). Para evitar los duales aparentes será necesario una reflexión constante sobre el significado y contexto histórico de cada una de las palabras que se deciden usar, de otra manera corremos el riesgo de caer en prácticas de discriminación y exclusión en el lenguaje.
Es importante mencionar que los estudios más profundos respecto a estos temas afirman que la “economía de lenguaje” no está contrapuesta al uso de lenguaje incluyente.
El uso de éste tipo de lenguaje en las formas de comunicación que utilice una organización es una manera de asumir la responsabilidad que tienen para con la construcción de una sociedad más igualitaria.
En los siguientes links comparto dos manuales para un uso incluyente del lenguaje, como herramientas a consultar para fortalecer a la responsabilidad social.
https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/72607/Uso_Lenguaje_2015.pdf
http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101265.pdf
El uso responsable del leguaje nos coloca frente a la posibilidad de caminar hacia una sociedad más incluyente, mirar con responsabilidad la manera en que hablamos o escribimos es sin duda un gran reto, sin embargo, asumirlo representa una oportunidad para transformar prácticas de discriminación permeadas en la cultura.
Lizbeth Hernández Cruz, alumna de la Maestría en Responsabilidad Social de la
Universidad Anáhuac México
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