Caen las acciones a medida que disminuye el crecimiento mundial
La semana pasada, cayeron drásticamente las acciones europeas y estadounidenses. En EE. UU., el índice Dow Jones Industrial Average bajó un 3.71% hasta alcanzar 17,245,el índice S&P 500 cayó un 3.62% hasta alcanzar 2,023 y el índice Nasdaq Composite, compuesto mayoritariamente por empresas tecnológicas, perdió un 4.27%, lo que constituye una baja aún más drástica, cerrando la semana en 4,927.
Las acciones relacionadas con el sector energético y el sector del comercio minorista fueron las menos rentables; debiéndose el descenso de estas últimas a las crecientes inquietudes con respecto a las ventas navideñas. La venta masiva de acciones también implicó que la volatilidad, según mediciones conforme al índice VIX, registró un alza hasta llegar nuevamente a 20 por primera vez desde principios de octubre.
La reducción del riesgo registrada la semana pasada coincidió con una recuperación de los bonos, particularmente en el caso de las letras del Tesoro a mayor plazo, ya que los inversionistas respondieron a las expectativas de inflación e incremento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal en diciembre. La rentabilidad de las letras del Tesoro a 10 años cayó del 2.33% al 2.28%, debido al aumento del precio.
También bajaron las tasas fuera de Estados Unidos. A medida que aumentan las expectativas con respecto a una mayor flexibilización cuantitativa en Europa, descienden cada vez más las rentabilidades europeas a corto plazo, que se inclinan a registrar resultados negativos. La rentabilidad de los bonos alemanes a dos años cayó por debajo del -0.35%, una nueva caída récord.
A medida que ingresamos a una nueva semana repleta de incertidumbre luego de los horrorosos ataques terroristas de París, quedan en claro algunas cosas: aunque el crecimiento de EE. UU. mantiene cierta capacidad de recuperación, sigue cayendo el crecimiento mundial. Esto tiene varias implicancias para las carteras de los inversionistas. Es probable que los productos básicos cíclicos tengan un desempeño deficiente, seguirán contenidas las tasas de interés a largo plazo y los inversionistas continuarán recurriendo a amplias fuentes de ingreso.
Se presentan nuevos riesgos en un entorno de crecimiento lento
Los diversos ataques terroristas perpetrados el viernes en París dejaron en claro la importante amenaza que representa el terrorismo internacional en todo el mundo. La magnitud y la coordinación de los ataques sugieren un aumento en la intensidad de la amenaza terrorista. En el corto plazo, esto puede implicar una modificación en la respuesta militar y de inteligencia por parte de Estados Unidos, ciertos miembros de la Unión Europea y otros países desarrollados. Desde una perspectiva económica, las repercusiones de estos ataques probablemente ejercerán cierta presión en la economía francesa, así como también en el euro. Finalmente, se complicará el camino hacia una solución política con respecto a la crisis de refugiados en Europea y se reforzará la postura del Reino Unido para abandonar la Unión Europea.
Mientras tanto, a pesar de la reciente racha de datos contundentes de EE. UU., continúa debilitada la economía global. La semana pasada, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico redujo sus predicciones con respecto al crecimiento mundial por segunda vez en tres meses. La organización ahora espera un crecimiento del 2.9% este año, y del 3.3% en el 2016; este último porcentaje experimentó una caída con respecto al cálculo anterior del 3.6%.
Parte del problema reside en que continúan desacelerándose los mercados emergentes, los cuales fueron el motor del crecimiento durante gran parte de la década anterior. La semana pasada, surgieron más pruebas de esta situación cuando se produjo una desaceleración en China. Las exportaciones han bajado un 3.6% con respecto a los valores registrados hace un año, mientras se están desacelerando la inflación y la producción industrial.
Estos podrían considerarse eventos distantes para los inversionistas estadounidenses, pero el debilitamiento del entorno mundial afecta a los mercados de diversas maneras. Para comenzar, el crecimiento moderado reduce las predicciones de ganancias para el 2016, las cuales, en relación con el índice S&P 500, han descendido dos puntos porcentuales durante las últimas cinco semanas. El fortalecimiento del dólar también ha sido un factor determinante y, en caso de que este siga subiendo y/o de que continúe siendo lento el crecimiento mundial, es posible que las ganancias desciendan más.
Asimismo, un crecimiento mundial lento implica que la mayoría de los bancos centrales del mundo instaurarán una mayor flexibilización monetaria. No obstante, una flexibilización por parte de Europa, Japón y China puede generar un aumento de la presión sobre el dólar, lo cual constituye una restricción monetaria de hecho, aun antes de que la Reserva Federal comience a aumentar las tasas. A su vez, la solidez del dólar ayuda a mantener la inflación bajo control. La semana pasada, surgió más evidencia de esta situación gracias a una caída tanto en los precios de las importaciones como del productor (estos últimos cayeron al ritmo más rápido registrado en años). Ante el descenso de la inflación real, están disminuyendo nuevamente las expectativas de inflación.
¿Cuáles son las implicaciones para los inversionistas?
La lentitud del crecimiento mundial y la moderada inflación tienen, al menos, dos consecuencias para los inversionistas. En primer lugar, implica que continuaremos observando una presión en los precios de los productos básicos, particularmente aquellos más expuestos al crecimiento mundial. La semana pasada, los productos básicos se vieron afectados una vez más desde diferentes ángulos. Los metales industriales continúan bajo presión a medida que se desacelera el crecimiento tanto en China como en la economía mundial general. El petróleo se vio especialmente perjudicado, ya que el crudo de referencia de EE. UU., el West Texas Intermediate (WTI), disminuyó alrededor de un 10% y cotizó cerca de las mayores bajas en varios años.
Además, en un entorno donde la inflación es modesta y las rentabilidades son bajas, los inversionistas tienen probabilidades de continuar procurando enfocarse en obtener ingresos. Un claro ejemplo de esta situación es el de las acciones del sector de servicios públicos, las cuales lograron revertir la tendencia de venta generalizada y obtuvieron una pequeña ganancia durante la semana pasada. Si bien el sector sigue siendo costoso, en un mundo de rentabilidad baja, los inversionistas están más dispuestos a pagar una prima por compañías con dividendos relativamente seguros.
Aun así, no recomendamos recurrir a rentabilidades clásicas, como servicios públicos o artículos de consumo de primera necesidad, sino a otros de los componentes del espacio de rentabilidades que se ven más interesantes. Por ejemplo, las acciones preferidas parecen estar razonablemente valuadas y ofrecen una rentabilidad atractiva. Conclusión: en la medida en que continúe siendo lento el crecimiento mundial, es probable que la rentabilidad siga siendo valiosa.
Russ Koesterich, Director Administrativo, Estratega Principal de Inversiones Globales de BlackRock y para iShares de BlackRock
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