A un año de que México reciba a millones de visitantes por el Mundial de Futbol 2026, el país se enfrenta a una disyuntiva crucial: quedarse rezagado en su digitalización financiera o aprovechar el evento como catalizador para modernizar su economía.
En un contexto donde los pagos digitales dominan las economías más dinámicas del planeta, América Latina vive una transformación dispareja. Brasil, con su sistema de pagos instantáneos Pix, y Chile, con avances regulatorios y tecnológicos que han impulsado el ecosistema fintech, lideran la región. Mientras tanto, otras naciones, incluida México, aún arrastran una fuerte dependencia del efectivo, procesos burocráticos y una baja inclusión financiera.
México: en la línea de salida digital
Conforme se acerca el Mundial de Futbol 2026, en el que México será uno de los países sede junto con Canadá y Estados Unidos, las condiciones están dadas para que el país emprenda una verdadera revolución en su sistema financiero y comercial.
El especialista en tecnología y transformación digital Norberto Maldonado lanza una advertencia contundente:
“Cada día que seguimos postergando la digitalización financiera, perdemos competitividad frente a países que sí se están moviendo. Es más que repartir folletos o crear apps aisladas, se trata de establecer una política de Estado que convierta los pagos digitales en el nuevo estándar de nuestra economía”.

La digitalización financiera: una ruta probada al desarrollo
De acuerdo con el Banco Mundial, las economías que adoptan pagos digitales de forma masiva pueden aumentar su crecimiento económico hasta en un 2% respecto a aquellas que dependen del efectivo. No se trata sólo de conveniencia: la inclusión financiera digital promueve transparencia, combate la evasión fiscal, formaliza negocios y reduce la inseguridad, al mismo tiempo que facilita el acceso a productos como crédito, seguros y ahorro.
Estos beneficios son especialmente importantes para México, donde el INEGI estima que más del 50% de la población económicamente activa opera en la informalidad, lo que limita el acceso a servicios financieros, reduce la base fiscal y aumenta la vulnerabilidad de millones de personas.
“Bancarizar es formalizar”, apunta Maldonado, y esa formalización —explica— “es la única manera en la que millones de mexicanos pueden salir de la trampa de la informalidad, construir historial crediticio y participar plenamente en la economía global”.
El efectivo: aliado de la informalidad, el fraude y la delincuencia
La transición hacia pagos digitales no sólo impulsa el desarrollo: también representa una medida de seguridad pública. En países que han logrado una digitalización avanzada, incluso los pequeños comercios usan terminales, códigos QR o billeteras móviles, lo que reduce el uso de efectivo —el método de pago preferido por quienes desean evitar la trazabilidad: delincuencia organizada, evasores fiscales, y operadores del mercado informal.
En este sentido, el reporte del BID sobre digitalización e inclusión financiera destaca que la digitalización aumenta la recaudación fiscal al ampliar la base tributaria y cerrar puertas a actividades económicas fuera del radar del Estado.
Además, el comercio electrónico y las plataformas de pago digital fortalecen la competencia, reducen costos de transacción y abren el mercado a nuevos actores, elevando la productividad del país.

El Mundial como punto de inflexión
A menos de un año del silbatazo inicial del Mundial de Futbol 2026, México tiene una oportunidad histórica para avanzar hacia una economía moderna, digital, segura e inclusiva. Las sedes mexicanas (Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey) recibirán a cientos de miles de turistas, generando millones de transacciones diarias, lo que pondrá a prueba la infraestructura financiera y tecnológica del país.
Norberto Maldonado insiste:
“Independientemente de los resultados que obtenga nuestra Selección Nacional, en términos de modernización financiera, México como sede, sus empresas y su gobierno sí podrían salir campeones… sólo si desde ya planean una estrategia a la altura del desafío”.
Esto implica no sólo invertir en terminales o sistemas digitales, sino establecer una estrategia nacional integral, con coordinación entre gobiernos, sector financiero, comercio y tecnología, que aproveche el Mundial como palanca para la formalización, bancarización e inclusión digital.
¿Qué puede hacer México desde ahora?
- Implementar incentivos fiscales y regulatorios para comercios que adopten pagos digitales.
- Digitalizar pagos gubernamentales (subsidios, pensiones, becas) para reducir el uso de efectivo.
- Impulsar campañas de educación financiera enfocadas en el uso seguro de medios electrónicos.
- Colaborar con fintechs y bancos para facilitar el acceso a billeteras digitales y cuentas bancarias simples.
- Asegurar la interoperabilidad entre plataformas de pago para garantizar inclusión y competencia.
El momento es ahora
En palabras de Maldonado: “El problema no es técnico: es cultural, institucional y político. Tenemos la tecnología, sólo falta decisión para que sea accesible y obligatoria en muchos sectores”.
Mientras el mundo pone los ojos en México en 2026, el país debe decidir si quiere que ese reflector sirva sólo para una fiesta deportiva o también para mostrar un modelo de desarrollo incluyente y moderno.
Porque en el Mundial de la transformación digital, México aún puede anotar el gol del cambio.
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