La incertidumbre económica global aunada a la inestabilidad del tipo de cambio y al incremento de la inflación, ocasionaron que el Banco de México tomara la decisión de aumentar su tasa de referencia.
En enero de 2017, la tasa de interés interbancaria se encontraba en 5.75 %, el primer incremento del año se dio en febrero, cuando subió 50 puntos base, el último de estos incrementos fue el 14 de diciembre, cuando llegó a 7.25 por ciento.
En un comunicado, el Banco de México señalaba que seguiría muy de cerca la evolución de la inflación, así como todos sus determinantes y expectativas en el mediano y largo plazo, lo que incluye la posición monetaria entre Estados Unidos y México y el traspaso de estas variaciones a los precios. Esto podría ocasionar que en este año veamos nuevos ajustes a la tasa de referencia.
Sin embargo, estos aumentos no se han trasladado completamente a las tasas de interés hipotecarias, algo que podría comenzar a ocurrir este año.
En 2016, las tasas hipotecarias se encontraban mucho más cerca del 10%, pero hacia el cierre de año y a inicio de 2017 comenzaron a incrementarse, el pico más alto llegó en marzo, cuando llegaron a 11.02%.
Y aunque no se encuentran en mínimos históricos, como en años anteriores, siguen siendo bastante competitivas.
“La principal causa que explica esta tendencia se debe a la intensa competencia que actualmente existe entre los instrumentos hipotecarios por incrementar su penetración entre usuarios que adquieren una vivienda”, destacó Leonardo González, analista de Real Estate de Propiedades.com.
González explicó que las tasas hipotecarias son más bien tasas de largo plazo, por lo que son menos reactivas a la volatilidad en el tipo de cambio o a una mayor brecha de inflación respecto a la tasa objetivo del Banco de México.
Así, por ejemplo, mientras que la inflación fue de 6.8% en 2017, en el sector de la vivienda estuvo más contenida, llegó solo a 5.3 por ciento.
“2018 será un período clave para el sector hipotecario, por lo que ‘el tren de la vivienda’ podrá seguir su ritmo de penetración en función de distintos factores como las expectativas de inflación, la renegociación del TLCAN y el tipo de cambio, las elecciones y la reacción de los jugadores al entorno global”, indicó Leonardo González.
La tendencia es que el crédito estándar sea similar al de 2017, es decir, créditos para la adquisición de vivienda nueva, en el segmento medio y con un plazo a 19 años a tasa fija.
“Ante mayores niveles de las tasas hipotecarias se observaría una contracción de la demanda lo que profundizaría la discriminación de nuevos créditos hacia segmentos residencial y residencial plus”, concluyó el experto.
Redacción
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