En contribuciones anteriores hemos definido al líder como el gran transformador ético a largo plazo; hemos señalado la importancia de la misión de nuestra institución, como la gran promotora del éxito de nuestra organización, ahora nos tocará hablar sobre le visión y los objetivos estratégicos, siguiendo con o en el corazón de la organización.
La visión es la mirada al futuro de la organización, donde están depositados los anhelos a lograr en el tiempo, es sin duda, la apuesta al futuro, siendo esta lo más real posible y pensada a mediano y largo plazo. La visión está amarrada a los valores organizacionales, que sin duda, impulsaran las acciones a seguir, para modificar o cambiar los comportamientos de la organización en pro de ella misma.
No hay visiones estáticas, es decir, no se puede considerar que en la declaratoria publica se promulgue por varios años, las revisiones constantes deberán estar presentes, permitiendo introducir posibilidades de cambio no previstas, pero fundamentales para la organización en el momento que esta sea conveniente. En este sentido, los cambios son elementos de seguimiento, pues la cultura organizacional, los adelantos tecnológicos, la dinámica económica del país, los contrastes políticos y de agenda pública, etc. Hay que tenerlos monitoreados, pues pueden afectar los resultados previstos de forma inicial.
En este sentido, los objetivos estratégicos están muy alineados a la misión y visión organizacional, autores de planeación estratégica ya indican que los objetivos estratégicos dan claridad y rumbo a las tareas de la organización, aunado a que se puede estimar y evaluar los resultados, permitiendo conocer el valor de las decisiones que se han tomado.
Si bien no desarrollaré en este momento las características de los objetivos estratégicos, pues será tema de nuestra próxima participación, si hay que decir, que los objetivos tienes que ser ambiciosos, pero alcanzables; con capacidad de ser medidos; deben de tener temporalidad; y por supuesto muy específicos para no perderse en la consecución de ellos.
Hemos analizado parte del corazón de la organización en estas contribuciones que hemos realizado, ahora que inicia un nuevo año, los invito a realizar los cambios que sean necesarios, contribuyendo así, a hacer efectivo el desarrollo de su empresa.
Mtro. José Israel López Robles, Académico de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac. | jose.lopez@anahuac.mx
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