En psicología el hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido, más que innato. El hábito predispone a un sujeto para la realización perfecta de una tarea o actividad.
En la “Ética a Nicómaco”, Aristóteles define los hábitos como aquello en virtud de lo cual nos comportamos de manera adecuada e inadecuada, dependiendo el caso, (debemos recordar que también nos habituamos a los vicios).
Cuando hacemos algo de manera regular, queda grabada en nosotros de manera automática y así, sin problemas lo ejecutamos. Digamos que su realización no nos ocasiona ningún tipo de incomodidad, ya que está grabada dentro de nuestras células. Algunos teóricos afirman que con sólo 28 días de ejecución de determinada tarea, ésta se formará como hábito.
Sin embargo debemos reflexionar que tanto tenemos hábitos “buenos” como “malos” y esto no tiene una referencia de orden moral, tiene que ver directamente con aquellas cosas que realizamos en el cotidiano y que nos pueden beneficiar o perjudicar.
Por ejemplo, el poner las cosas en su lugar después de utilizarlas será entonces un hábito bueno ya que la próxima vez que lo necesitemos sabremos dónde está y esto reducirá tiempos y movimientos; pero, si tendemos a dejar las cosas en donde “caiga”, la próxima vez que lo necesitemos perderemos tiempo y sobre todo calma interior, porque andaremos buscando las cosas como locos, por todos lados.
Si bien es cierto, los hábitos se educan, y no me refiero a la educación de los padres; es necesario que cada uno de nosotros empecemos a responsabilizarnos de aquellas actividades que en lugar de ser benéficas para nosotros, realmente nos obstaculizan y entorpecen, favoreciendo esto el sentimiento constante de tensión viviéndonos en estrés. Para esto se requiere que hagamos conciencia de aquellos hábitos (vicios) que no me son útiles y decidamos cambiarlos por algo más favorable.
La lista de malos hábitos en la oficina puede ser extensa, así que mencionaremos los más perjudiciales.
1.- No escuchar atentamente a las personas cuando se dirigen a nosotrosporque estamos haciendo otra cosa. Esto entorpece demasiado la comunicación generando malos entendidos. Si estas concentrado en algo más que para ti es importante, es mejor que sugieras a la persona que espere un poco a que termines o que regrese después.
2. La gente fácilmente se distrae de sus actividades dando rienda suelta a su diversión. Platican, se paran, van y vienen y dejan para después lo que tienen que hacer, generando que posterguen las cosas, sintiéndose presionados a la postre perjudicando el flujo de la actividad y sobre todo ocasionando mucha tensión, en esos casos te sugiero primero hacer lo correspondiente y después darte un permiso de charlar y relajarte.
3. Trabajar con distracciones que te impiden hacer tus tareas, Por algo los celulares y las redes sociales están prohibidas en la mayoría de las empresas y no porque sean autoritarios con nosotros y coarten la libertad, sino que no priorizamos y damos más interés a nuestra vida personal dentro del horario laboral.
4. Impuntualidad o escasa asistencia.
5. Falta de adaptación o constante discrepancia de opiniones. Y sobre todo tender a ser irrespetuoso tanto con compañeros o jefes.
6. Hablar mal de la empresa o de los compañeros (chismes).
7. Quejarte de todo.
8. No querer hacer lo que te corresponde, aludiendo diversos pretextos.
Por Mónica Morales Rodríguez
Directora del centro de desarrollo humano Casa Shambhala
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