Una de las principales amenazas para los negocios familiares surge tras el fallecimiento de su fundador, ya que son pocos los empresarios quienes llevan a cabo un proceso de sucesión mediante el cual se elija clara y legalmente al heredero de la compañía. Así, padres, hijos y cónyuges terminan enfrascándose en una serie de conflictos que por lo general determinan el cierre de la empresa.
Para evitar dicha situación y lograr que los pequeños negocios perduren a través del tiempo, lo más recomendable es elaborar un Protocolo Familiar, cuyo objetivo es garantizar la continuidad de la empresa en la siguiente generación, logrando acuerdos voluntarios entre los miembros de la compañía, para regular la organización y gestión de la misma, así como las relaciones entre sus propietarios.
El documento, de carácter jurídico, incluye aspectos como el nuevo gobierno, administración, control, régimen de acciones, resolución de conflictos y hasta las condiciones de contratación de los familiares.
De acuerdo con Gerardo Mercado Gasca, Socio de Visión Integral Organizacional, S.C., el Protocolo Familiar es importante ya que de esta manera los socios conocen perfectamente cómo pueden hacerse de más participación en la propiedad de la empresa, elevar sus sueldos, obtener bonos, vacaciones, etc., en sí de todo aquello que provoca inconformidad entre los diferentes accionistas y que muchas veces no se ventila por temor a un enfrentamiento familiar, pero que genera un clima de trabajo tenso.
Para elaborar este documento, la firma de abogados y consultores Sánchez-Crespo recomienda considerar cinco puntos clave:
1. Anticiparse: La sucesión es algo inaplazable y aunque implica situaciones desagradables, hay que preparar al negocio para ese momento.
2. Plazos: El Protocolo Familiar debe realizarse en los meses previos al fallecimiento o renuncia del fundador. Lo lógico es hacerlo a 10 ó 15 años vista.
3. Liderazgo: Siempre será mejor que un miembro de la familia se haga cargo de la empresa frente a dirigentes externos; aunque también puede utilizarse la fórmula de liderazgo compartido (familiar-dirigente externo).
4. Protocolo Familiar: El documento final tiene que ser aprobado por toda la familia. En él se contemplarán temas como la nueva directiva, gestión, control, régimen de acciones, resolución de conflictos, condiciones de contratación de los familiares, etc.
5. Asesoramiento: Es recomendable que intervenga un consultor -aunque sólo como figura de moderador- en dicho proceso, ya que muchas veces es necesario modificar documentos que pueden entrar en conflicto, como contratos matrimoniales, testamentos de particulares, estatutos de la compañía, etc.
De acuerdo con el Banco Internacional de Desarrollo (BID), en Latinoamérica existe una gran mortandad de MiPyMEs cuando hay un cambio generacional o el fundador decide retirarse y entrega a los miembros de la familia su compañía. Investigaciones realizadas por dicho organismo comprueban que 80% de las compañías con este cambio desaparecen a los mil 500 días del relevo.
Pero hay más problemas para las empresas que logran sobrevivir y tienen que enfrentar otro cambio de dirección; de éstas, sólo 3% logran mantenerse vigente, el resto desaparece, asegura el BID.
Karina Hernández Barrera
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