Su flexibilidad no solo fomenta la competencia, sino que también impulsa la creatividad empresarial. Pero aún tienen el reto de ser más productivas, es decir, de producir y vender más a través de un uso eficiente de sus recursos físicos y humanos. Según datos de INEGI, las MiPyME obtienen el 51.5% de los ingresos por venta de bienes y servicios en el país, mientras que las grandes empresas obtienen el 48.5% restante, a pesar de ser sólo el 0.2% de las empresas en México.
Si bien enfrentan desafíos significativos como la falta de acceso a financiamiento, la inseguridad y la falta de infraestructura adecuada, su capacidad para generar empleo y sustentar economías locales las convierte en actores clave para el crecimiento económico.
La Asociación de Emprendedores de México (ASEM), con base en datos de la Radiografía del Emprendimiento en México, resalta cinco factores clave que impulsan la productividad y competitividad de estas empresas:
- Emprendimiento asociado
Las empresas fundadas por más de una persona tienen un nivel de facturación (ventas) 2.2 veces más alto que las empresas fundadas por un único socio o socia. Además, el tiempo de vida es más largo en empresas con múltiples fundadores, pues el trabajo en equipo facilita la resolución de retos empresariales, promoviendo un entorno más resiliente y exitoso.
- Emprendimiento serial
Los emprendedores seriales, aquellos que han fundado más de una empresa, demuestran un desempeño superior a quienes emprenden por primera vez, ya que sus compañías facturan 2.6 veces más que las empresas fundadas por personas sin experiencia previa. Esto es debido a que los aprendizajes en la creación y desarrollo de sus primeras empresas son aprovechados en sus emprendimientos subsecuentes.
- Formalidad empresarial
Las empresas formalmente establecidas tienen una facturación 3.6 veces mayor que aquellas que no tienen una figura legal. Esto se relaciona con que la formalidad empresarial, entre otros aspectos, tiene beneficios como el acceso a créditos con condiciones preferenciales, la posibilidad de participar en licitaciones y programas públicos, y la capacidad jurídica de vender productos y servicios a empresas más grandes. Ello contribuye a que las empresas formales ofrezcan más puestos de trabajo y mejores salarios, lo que también impacta positivamente en su productividad y competitividad al retener al mejor talento.
El INEGI estima que, en 2023, murieron el 30.5% de las MiPyME que estaban en la informalidad, mientras que este porcentaje es de 28.6% entre las empresas formales. Pero esto no es exclusivo de México, un estudio del Foro Económico Mundial (FEM) señala que el 67% de estas empresas luchan por sobrevivir a nivel global.
- Encadenamientos con grandes empresas
Las MiPyME que tienen a grandes empresas como clientes también gozan de una ventaja competitiva, pues tienen ventas 3.6 veces más altas que las que no venden a grandes compañías, lo que se relaciona con la capacidad de atender mayores niveles de demanda y una mayor profesionalización de la gestión empresarial.
- Uso de herramientas y servicios digitales
La digitalización es un factor crucial para el crecimiento empresarial. Las empresas que adoptan herramientas y servicios digitales tienen una facturación 4.8 veces mayor en comparación con las empresas que siguen sin digitalizarse. Esto se debe, en gran medida, a que las herramientas digitales permiten un uso más eficiente del tiempo, disminuyen la probabilidad de cometer errores, agilizan trámites y procesos, y mejoran la gestión empresarial en general.
Además de su contribución económica, las MiPyME juegan un papel esencial en la innovación y la diversificación del mercado, ya que, al estar más cerca de las comunidades, son capaces de adaptarse rápidamente a las necesidades cambiantes de los consumidores.
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