Llevar el conocimiento básico a desarrollos aplicados que se puedan comercializar es sólo uno de los beneficios de la propiedad industrial, mediante la cual es posible favorecer tanto al inventor como a la sociedad a la que se transfiere la tecnología, destacó Guillermo González González, Coordinador de Gestión de Propiedad Intelectual de la Unidad Politécnica para el Desarrollo y la Competitividad Empresarial (UPDCE), del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Durante el Primer Foro La Propiedad Intelectual, efectuado en el Centro de Investigación en Computación (CIC) del IPN, González González resaltó la importancia de promover los beneficios de la propiedad intelectual entre la comunidad politécnica, porque es entre sus miembros donde mana el talento de los creadores.
De acuerdo con González, “aunque haya una buena cantidad de investigadores que desarrollan tecnología, es un grave problema que no busquen proteger sus creaciones. Baste decir que desde 1980 en México no se registran ni mil solicitudes de patentes por año, cuando en Japón ingresan un promedio de 90 millones y en China 300 millones de solicitudes de patente anualmente”.
Comentó que el sistema de propiedad intelectual es completamente diferente al de publicaciones científicas, sin embargo se pueden manejar a la par y los beneficios son mayores. Con la publicación se ganan puntos suficientes para mantener las becas y los grados en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), pero con la patente es posible empezar a comercializar y capitalizarse. Además, si los investigadores llegan a obtener el título de la patente, se les brinda una alta cantidad de puntos, similar a lo que sería la obtención de un grado de maestría.
El especialista resumió que los dos campos que abarca la propiedad intelectual son: propiedad industrial (invenciones y signos distintivos), y derechos de autor (obras originales incluido el software).
Asimismo, mencionó las cinco figuras jurídicas que protegen los desarrollos tecnológicos: modelos de utilidad, diseños industriales, diagramas de circuitos electrónicos, secretos industriales y patentes, mismos que varían en cuanto a las condiciones para obtenerlos y en los tiempos de protección.
A través de la información de una patente es posible conocer las ventajas comerciales, legales y técnicas, como identificar lugar de la patente, competidores, evitar la invasión de los derechos, propiciar el licenciamiento de los derechos de la patente, incluso encontrar soluciones técnicas a ciertos problemas, entre otros.
“Es necesario comenzar a crear un círculo virtuoso por medio del cual se beneficie al inventor, a la universidad, a la industria y, por consiguiente, a la sociedad a la que se transfiere la tecnología, para que con estos recursos se retome la investigación básica o aplicada y seguir generando conocimiento y comercializarlo”, manifestó.
González reiteró el apoyo que ofrece la UPDCE del IPN en cuanto a las patentes, para establecer el mercado objetivo y valuar la tecnología desarrollada, sin ningún costo.
México es uno de los países con las tarifas más bajas para proteger una patente, que cuesta alrededor de 8 mil pesos, pero las instituciones e investigadores particulares tienen el derecho al 50% y, en el caso de las llamadas PCT (Tratado de Cooperación en materia de Patentes) o solicitudes internacionales, las personas físicas cuentan con un descuento del 75%, que equivaldría a 12 mil pesos.
Elvira Mayén-Lugo
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