De acuerdo con everis, vivimos una profunda transformación tecnológica que está cambiando la forma de relacionarnos con el mundo que nos rodea desde cómo compartimos ideas hasta cómo compramos, preparamos un viaje o cuidamos de nuestra salud.
Una de las principales palancas que impulsan este cambio son las aplicaciones móviles para smartphones y tablets que, apoyadas en la estrategia innovadora de empresas como Apple y Samsung, están provocando una gran evolución en el mercado global de los teléfonos móviles y empujando al borde del abismo a clásicos del sector como Nokia o Motorola.
El cuidado de la salud no es ajeno a esta revolución y el sector mHealth (mobile Health), que comprende el uso de dispositivos y tecnologías móviles en la práctica de la medicina y la salud pública, se encuentra en una fase de crecimiento vertiginoso. Un estudio reciente prevé que el sector de las aplicaciones móviles relacionadas con la salud tendrá más de 500 millones de usuarios en el año 2015.
La movilidad está llamada a apoyar de forma decidida el trabajo de los profesionales de la salud en ámbitos como el seguimiento de pacientes, la gestión personalizada de historias clínicas o la receta electrónica. Además, puede suponer el espaldarazo definitivo a las estrategias de hospitales sin papeles que las administraciones sanitarias impulsan desde hace años.
Algunas organizaciones como la FDA (Food and Drugs Administration) de EEUU alertan sobre la necesidad de regular este mercado de aplicaciones atendiendo al posible impacto que la utilización de las mismas puede tener sobre la salud de los ciudadanos. La FDA distingue dos grandes categorías de aplicaciones en plataformas móviles. En primer lugar, aplicaciones que permiten consultar y almacenar información generada por dispositivos y sistemas de información clínica.
Por otra parte, aplicaciones que permiten a un smartphone funcionar como un dispositivo médico, incorporando nuevos sensores o utilizando aquellos de los que ya dispone. En este segundo grupo podemos incluir aquellas que permiten a la plataforma móvil funcionar como un estetoscopio electrónico o mostrar imágenes radiológicas para diagnóstico. La FDA aboga por el establecimiento de un marco regulatorio específico para este tipo de aplicaciones que permita conseguir el delicado equilibrio entre promover la innovación y garantizar la seguridad y la eficacia.
En general, las aplicaciones móviles no implican un avance significativo desde el punto de vista de la tecnología médica. El logro más importante consiste en haber conseguido popularizar, simplificar y estandarizar la utilización de dispositivos y aplicaciones mediante interfaces mucho más naturales y fáciles de utilizar por parte de los usuarios. Así, un smartphone en el bolsillo de la bata un médico se transforma en una herramienta que le va a permitir acceder y gestionar información clínica de un paciente en cualquier momento y desde cualquier ubicación.
Ahora bien, si el objetivo es que la información esté disponible en la ubicación y momento en que sea necesaria para la atención sanitaria ¿por qué debería depender de que el profesional tenga un dispositivo en el bolsillo? Esta pregunta nos lleva a un nuevo concepto en el campo de las aplicaciones tecnológicas para gestión de la información, el nomadismo.
Los sistemas nomádicos en el entorno sanitario se diseñan y construyen para asegurar la información en el punto de atención mediante el dispositivo más adecuado en cada caso, móvil o no, desde un terminal táctil a un teléfono o la televisión de una habitación de un hospital. Estas soluciones garantizan la disponibilidad información a un usuario que cambia de ubicación con frecuencia y que desarrolla su actividad en entornos, y situaciones que varían en el tiempo que puede trabajar sólo o formar parte de un equipo y que en ocasiones dispone de tiempo suficiente para gestionar y analizar la información desde su ordenador personal, pero en otras necesita tomar decisiones en tiempo real y utilizar interfaces naturales.
En este sentido, es muy importante modelar y gestionar el contexto, es decir, que el sistema sea capaz de interpretar la situación y características del trabajo que está realizando en cada momento para proporcionar información y servicios al usuario.
Desde el punto de vista tecnológico, el gran desarrollo que las soluciones de virtualización han tenido en los últimos años supone una gran ventaja para la implantación de sistemas nomádicos, ya que facilitan la creación de interfaces y dispositivos virtuales adaptados a las necesidades de los diferentes agentes que pueden actuar sobre un mismo terminal físico.
La utilización de aplicaciones nomádicas está especialmente indicada cuando la actividad se desarrolla en un espacio físico controlado, de forma que la complejidad de la gestión del contexto (ubicaciones, entidades, usuarios) es limitada. Nos referimos, por tanto, a centros sanitarios y especialmente a determinadas áreas de los hospitales en las que es necesario gestionar información en tiempo real en diferentes ubicaciones y por parte de diferentes profesionales. Podemos destacar, por ejemplo, los servicios de urgencias o los bloques quirúrgicos. En estas áreas, los dispositivos y aplicaciones móviles personales resultan menos efectivos que una adecuada distribución de terminales nomádicos con capacidad para interpretar contextos y proporcionar la información necesaria en cada momento y ubicación a los diferentes profesionales.
En otras áreas de los centros sanitarios, como por ejemplo las plantas de hospitalización, la utilización de sistemas nomádicos no supone una ventaja competitiva tan grande frente a las aplicaciones móviles. Por una parte, las soluciones nomádicas no requieren transporte de dispositivos o conectividad inalámbrica; además la gestión del contexto facilita el desarrollo de servicios integrales que, agrupados bajo el concepto Smart Room, permiten mejorar la calidad de vida del paciente durante su estancia (iluminación, temperatura, dieta, control de visitas y entretenimiento). Sin embargo, las aplicaciones móviles ofrecen más posibilidades de personalización, acceso y también pueden introducir elementos de gestión del contexto, especialmente para trabajo en interiores.
Los conceptos de nomadismo y gestión del contexto pueden extenderse incluso al caso de la atención domiciliaria en el hogar digital, que cuenta con dispositivos multicanal (internet, teléfono, TDT) que facilitan el acceso a la información del paciente.
En cualquier caso, el acceso universal y ubicuo a la información clínica conlleva también riesgos en diferentes ámbitos, especialmente en relación con la seguridad y confidencialidad de la información que siempre será necesario mitigar.
Por tanto, no existe en la actualidad una solución universal para asegurar la disponibilidad de información en el punto de atención. Todo parece indicar que el futuro próximo pondrá a nuestro alcance soluciones mixtas que permitirán integrar aplicaciones móviles y nomádicas con el objetivo de que los profesionales puedan disponer de la mejor información para facilitar la toma de decisiones en relación con nuestra salud.
Redacción
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