En vísperas del inicio de la reunión Río+20 en Brasil, y a dos décadas del evento eje que dio origen, en la escena internacional, al tema de desarrollo sustentable, se prevé que los resultados serán limitados en alcance, debido a que el enfoque del evento es en compromisos individuales de las organizaciones y gobiernos, más que en grandes proclamaciones. Ello refleja que el tema de desarrollo sustentable ha logrado permear el mundo de los negocios, más allá del ámbito puramente gubernamental.
Bajo dicha perspectiva, “de todos los asuntos que se discutirán, los líderes empresariales consideran que la adopción de nuevas tecnologías, la implementación de certificaciones y auditorías, así como la necesidad de adherirse a las regulaciones ambientales, son los puntos que tendrán mayor impacto en la gestión de sus organizaciones después de la conferencia”, indicó Daniel Aguiñaga, Socio de Gobierno Corporativo y nuevo líder de la práctica de Sustentabilidad de Deloitte México.
En México, ante la recién promulgada Ley General de Cambio Climático, las empresas tendrán que identificar los retos y oportunidades que ésta presenta, como por ejemplo, la medición y gestión de los Gases Efecto Invernadero.
“Sin embargo, el reto se mantiene en traducir dichos compromisos en acciones concretas, enfocadas y realistas, sobre todo en dos temas que resultan fundamentales para el sector privado y su operación a largo plazo: el financiamiento y la gestión del agua”, agregó el experto.
Adicionalmente, resulta relevante considerar que la inversión necesaria para alcanzar los objetivos en sustentabilidad contempla montos significativos. Todos los segmentos de la industria financiera- inversionistas institucionales, fondos de pensión, fondos de infraestructura, fondos filantrópicos, entre otros- tienen un papel, y cada uno está comprometido con el desarrollo sustentable de cierta manera.
El lanzamiento del Índice de Sustentabilidad de la Bolsa Mexicana de Valores, no sólo funcionó para identificar y reconocer a las empresas con prácticas sustentables líderes, sino para motivar la conversión de otras hacia esta nueva megatendencia. “Por tanto, los organizadores de Río+20 deben de facilitar el intercambio de buenas prácticas para catalizar la inversión privada en el desarrollo sustentable, de esta forma, la conferencia habrá realizado una contribución útil para la agenda financiera”, añadió Aguiñaga.
Otro tema relevante es la gestión del agua, la cual puede mitigar una amenaza seria y creciente a los negocios en muchas regiones del mundo, en especial en México, cómo se observó durante este último periodo de sequía, debido a la alta vulnerabilidad del país a los efectos del cambio climático. Los retos se encuentran interrelacionados con una amplitud de grupos de interés.
La acción voluntaria corporativa, es sólo un aspecto de gestión efectiva del agua, sin embargo, es necesaria la colaboración entre compañías y comunidades locales para resolver este tema. “En este aspecto, Río+20 debe de ofrecer la posibilidad a las empresas, gobiernos, grupos de interés locales y ONGs el foro para integrar esfuerzos, intercambiar experiencias relevantes e identificar los elementos que pueden funcionar en su contexto”.
“Río+20 refleja la naturaleza del desarrollo sustentable: la importancia de las acciones locales con alcance global. Por ello, es importante que las empresas integren a sus grupos de interés en la solución de los retos sociales y ambientales”, concluyó Daniel Aguiñaga de Deloitte México.
El éxito de Río+20 podrá determinarse no sólo en función del número y ambición de los convenios en sustentabilidad que las organizaciones formalicen durante el Foro de Sustentabilidad Corporativa (organizado por la Red del Pacto Mundial) y la conferencia de Desarrollo Sustentable en sí, sino también en la correcta implementación de éstos y su impacto en la sociedad y el desarrollo de las organizaciones.
Redacción