Lo que antes era sólo un requisito para vender a grandes cadenas comerciales, hoy es una herramienta de ventas y trabajo para la PyME, y de información para el consumidor. El código de barras ha evolucionado y para entrenar y mostrar todos sus beneficios (además de otras tecnologías) a los pymempresarios, existe el Centro de Conocimiento de GS1.
Dentro de la enorme cantidad de conocimiento que se puede obtener en estas instalaciones, sobresalen dos proyectos importantes el de Calidad de Datos y el de Trazabilidad, ambos enfocados en utilizar el código de barras como un instrumento de unificación de información, de forma que el fabricante siempre tenga el control de los datos que se presentan de su producto, y el consumidor sepa quién, cómo, cuándo y dónde intervinieron en la fabricación del artículo que está adquiriendo, tal y como lo expresa Gerardo Brehm, director comercial de GS1 México.
En cuanto a la Calidad de Datos, el proyecto (y la capacitación que los pymempresarios obtienen en el Centro de Conocimiento) implica una “red de datos global” donde el fabricante es quien presenta y cataloga su producto, en lugar de que sea un tercero. “Es un tema que está teniendo demanda fuerte por parte de las cadenas comerciales: dame la información de los producto para presentársela al consumidor de la misma forma, que el dueño del producto ponga la información en un sólo lugar y que no haya manos intermedias que capturen información del mismo producto”, explica el ejecutivo.
Esto comienza a ganar relevancia de cara a que hoy en día el propio consumidor puede leer los códigos de barras con cualquier Smartphone, y obtener la información de la etiqueta, por lo que es sumamente importante que sea la misma en todos los puntos de venta. “Le llamamos la red de datos global. Es una red que ya tenemos tejida, están conectados muchos catálogos y nosotros podemos compartir información sin que sea alterada”.
Del lado del consumidor, esta red de datos permitiría a una persona obtener la información precisa del producto antes de comprarlo: “A nivel global ya hay un tema importante en cuidar lo que nos ofrecen las empresas, por demanda del consumidor y las contingencias alimenticias que hemos estado viviendo, el código de barras y la información de los productos estandarizados toma vital importancia en la salud del consumidor”, detalla Brehm.
En cuanto al Proyecto de Trazabilidad, consiste en hacer que a través del código de barras puedas conocer el historial del producto: “si estás comprando una lata de tomates condimentados, que sepas de qué tomate se hizo, cuándo se enlato, qué condimentos tiene, de dónde vienen las materias primas, cuándo se entregó, los números de lote”. Esto es particularmente importante cuando se viven contingencias sanitarias como las que se han presentado en años recientes, pues con toda esa información será más sencillo retirar de anaquel únicamente los productos que realmente están contaminados, y no lotes completos, hecho que daña seriamente la reputación de las empresas.
“Hoy en día el código de barras comienza a tomar diferentes roles en el mercado, más allá de cubrir una exigencia de una cadena comercial; hoy la cultura es que me ayuda a conocer el historial, manejar inventarios, y darle una imagen diferente a los productos pues como nos dicen los PyMEs, el producto con un código de barras es diferente, porque da cierta confianza al consumidor”.
El Centro de Conocimiento de GS1 ofrece además una serie de entrenamientos y beneficios a los afiliados. Para las PyME con facturación por debajo de los 200 mil pesos al año, la membresía tiene un costo de 2 mil pesos y una anualidad de 600 pesos, con derecho a utilizar las instalaciones del centro y a una serie de capacitaciones para aprovechar mejor no sólo el código de barras sino otras tecnologías como RFID, e incluso software de facturación electrónica.
Para más informes consulta la página de GS1.
Itzel Castellanos