Nunca es tarde, mientras el negocio siga funcionando, es buen momento para hacer un análisis, definir objetivos y trazar una ruta crítica para alcanzarlos. De eso se trata un plan de negocios y según Enrique Alcázar, director de Alcázar y Compañía, del 20% de negocios nuevos que sobrevive después de dos años de operación, al menos la mitad se dio a la tarea de trabajar en la planeación de la compañía.
Hablar de un plan de negocios o de una planeación estratégica no es tan complicado como suena. “Básicamente se trata de definir dónde estás parado, qué recursos tienes disponibles y con base en eso trazar una ruta hacia dónde quieres llegar”, explica el directivo.
Es importante que el plan de negocios contemple:
- – Elementos diferenciadores: cuál es nuestra ventaja competitiva, de cara al consumidor final o en comparación con la competencia
- – Quién es la competencia: para estar atentos a sus movimientos y definir si nos ubicaremos cerca o lejos de ellos
- – Monto de la inversión inicial: incluyendo todos los rubros que se requieren como conceptualización, diseño y registro de la marca, inversión para el punto de venta, inversiones preoperativos como constitución de la sociedad mercantil (si es el caso), inversión por equipo y mobiliario, inventarios iniciales, empaques, anuncios exteriores, contratación de personal y un ahorro para mantenerte mientras el negocio arranca, de forma que no necesites “ordeñarlo” antes de tiempo.
- – Capital de trabajo: como parte de la inversión inicial, es importante considerar que durante los primeros meses habrá un déficit entre los gastos y los ingresos, y la forma en que se va a subsanar dicha diferencia.
- – Definir tu rol en el negocio: hay tres áreas básicas en todo negocio: administración, operación y ventas; generalmente el empresario es bueno en una de ellas, por lo que es importante pensar cómo se va a suplir aquellas en donde no lo somos tanto.
- – Mercado meta: hoy en día es mejor no pensar en mercados en general, sino en el perfil de cliente que queremos tener, incluyendo edad, sexo y patrones de consumo, para definir también en dónde nos ubicaremos, pues eso también impacta en la inversión inicial.
- – Precio del producto: a partir de los costos de operación y una proyección realista de las ventas; piensa que es un negocio nuevo, por lo que no es buena idea ser muy optimista respecto del nivel de ventas que se puede alcanzar.
- – Imagen: interior y exterior del local u oficina, así como la imagen corporativa de la empresa.
- – Comunicación: preventiva, durante el lanzamiento y durante la operación, de forma que los clientes sepan que existes y cuál es tu oferta.
- – Personalidad de la empresa: misión, visión, valores y objetivos estratégicos en los cuales nos debemos concentrar; además, hay que establecer indicadores de gestión e indicadores estratégicos para medir de forma objetiva el desempeño del negocio.
“Si el negocio ya arrancó y está funcionando, algo deben estar haciendo bien. Muchas veces –los empresarios– se comienzan a preocupar porque dicen que están vendiendo pero no les alcanza para salir con los gastos. Si ya empezaste o incluso si ya llevas algunos años funcionando y te va bien pero no puedes crecer, es un buen momento para hacer un diagnóstico de costos, competencia, y de ti mismo en la toma de decisiones”, concluye el directivo.
Itzel Castellanos
Alcázar y Compañía forma parte de nuestro Círculo de Consultores
Buen articulo, es muy importante para los que somos emprendedores este tipo de información ya que fortalecemos nuestros conocimientos y aplicamos lo aprendido en nuestros proyectos.