Un buen líder no sólo tiene la capacidad de dirigir a su personal para que realice todas las tareas necesarias en la empresa, también debe estar comprometido con su propia dirección, es decir tener metas claras y transmitir la pasión que siente por su organización. Vale la pena analizar si se está logrando esta tarea.
Uno de los retos más importantes es aprender y ayudar a los demás para que fomenten su propio liderazgo, en ocasiones el miedo a ser superados nos impide entender que los costos de no capacitar al personal es más alto que la probabilidad de que alguno adquiera competencias que a la larga afecten la empresa, por ejemplo que se vaya con la competencia.
Catherine Nelson, del área Práctica de Liderazgo de FranklinCovey, explica que un empresario verdaderamente comprometido con el desarrollo de la organización forma líderes en tres niveles: personal, en equipo y en la organización; y de dos maneras: desarrollo de carácter y capacidades.
Aquellos que desean seguir este modelo pueden basarse en los siguientes puntos:
– Llevar nuestro propio clima a todos lados, esto significa que se debe ir más allá de reaccionar al entorno, evitando la conducta y el lenguaje reactivo.
– Ser proactivo. Enfocarse en lo que es posible influenciar para de esta manera, pasar del círculo de preocupación al círculo de influencia.
– Trabajo en equipo. Se pueden conseguir grandes metas a partir de visualizarlas y darlas a conocer el resto del personal para que cada uno sepa qué se espera de ellos
– Clarificar propósitos. En la organización hay una serie de procesos que se deben cumplir, pero para ser verdaderamente efectivos no basta con hacer sólo lo necesario se necesita mostrar que se espera que cada uno supere sus metas.
– Alinear sistemas. Se tienen que manejar los procesos correctos, cada uno debe tener asignadas sus tareas, pero estas no tiene que ser aisladas de las demás, si se cuenta con un sistema todos entenderán cómo su trabajo está relacionado entre sí.
– Liberar talento. Un buen líder impulsa el talento de su equipo, no teme que alguien pueda hacerle competencia, por el contrario, entiende que entre más se superen sus colegas más rendirán en la organización.
– Inspirar confianza. La mejor manera de impulsar a los demás a hacer mejor su trabajo y superar las expectativas es dejando que cada uno se exprese, considera que cada persona sabe exactamente cómo realizar sus tareas por lo que tiene claras las fallas y hasta las opciones de mejora así que nunca te cierres a lo que tengan que decir.
Nelson agregó “una persona integral consta de mente, cuerpo, corazón y, en el centro, el espíritu”.
Ariadna Cruz
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