Michael Porter, quien fue el primer autor en señalar el concepto de “la cadena de valor”, la definió como la serie de actividades de diseño para crear valor en un producto mayor que el costo de proveer el producto, siendo un concepto rentable para cualquier empresa.
Para el experto, existen cinco funciones dentro de la cadena de valor, comenzando por: logística de entrada, operaciones, logística de salida, marketing y ventas, además de servicio.
Respecto a logística, Porter indica que las empresas necesitan una forma para recibir y almacenar las materias primas, además de distribuir los materiales. Cuanto más eficiente sea la logística de entrada, mayor será el valor generado en el primer estado de la cadena de valor.
En segunda instancia se encuentran las operaciones relacionadas con la creación del producto, cuyo foco se encuentra la eficiencia.
Después de que el producto se ha completado, la siguiente meta es la distribución a los diferentes mayoristas, incluso hasta el consumidor final, lo cual implica un reto en la estrategia.
Mercadeo o marketing es parte esencial para dar a conocer el producto, por ello los gastos de publicidad son parte de esta función de la cadena de valor, así como cualquier otro costo incurrido en hacer correr la voz sobre el producto creado.
El servicio al cliente concluye la cadena y refiere al manejo y satisfacción del cliente después de la venta del producto. Esta función también se ocupa de cualquier formación necesaria para utilizar el producto de forma segura y correcta. Tener un fuerte componente de servicio en la cadena de suministro le proporciona a los clientes el apoyo necesario, lo cual aumenta el valor del producto.
Las actividades en la cadena de valor determinará si una empresa tiene un costo alto o bajo en relación con sus competidores, además que en términos estratégicos es una poderosa herramienta que debe ser usada por cualquier estratega.
Fernando Heredia