En el área laboral como en cualquier evento de nuestra vida cotidiana, estamos sujetos a tomar decisiones; no podemos escapar a esta situación, ya que vivir implica decidir. Podemos optar por dejar que la vida tome su rumbo y decida por nosotros, sin embargo, estamos decidiendo NO DECIDIR conllevando esto, una serie de dificultades que se pueden ocasionar debido a nuestra falta de participación activa de frente a los obstáculos o eventos que surjan.
La constante en la vida laboral, implica adelantarse un poco o mucho a diversas situaciones que se puedan dar; el éxito empresarial consiste en tomar una rienda activa de los proyectos a ejercer y tener la visión e intuición que nos permitan prever las diversas situaciones/problema que se pueden ir generando. Sin embargo, si la personalidad es rígida, la toma de decisiones será sólo tomando en cuenta un marco de referencia personal, basándonos en el éxito o fracaso de situaciones similares anteriores.
Todos los humanos tendemos a establecernos en parámetros de éxito, de acuerdo a qué fue lo que hicimos en alguna ocasión y que en su momento dio resultados. Lamentablemente esta no es una opción viable ya que, estaremos sujetos a dejar de observar de manera concreta y objetiva, la situación/ problema que puede surgir en el presente.
La muy sonada “zona de confort” nos refiere a esta situación: Es mucho más cómodo hasta cierto punto, intentar resolver los problemas como siempre lo hemos venido haciendo, sin embargo, esto limita la creatividad y nos convierte en personas menos operativas cada día. Es necesario recabar la información suficiente de la situación/problema y desde este análisis concienzudo, observar diversas posibilidades que nos permitan hacer frente a las circunstancias de manera óptima.
El cómo resolvemos una situación y enfrentamos la misma, va directamente de la mano con nuestra “personalidad”; una persona rígida se convertirá prontamente en inflexible, dejará de escuchar opciones, no tomará en cuenta las diversas alternativas que pueden brindar sus colaboradores y se sentirá sólo y con una extenuante carga sobre sus hombros; una situación que generará los conocidos síntomas de Burnout; la rigidez es un enemigo mortal, porque no permite que las cosas fluyan; este tipo de personas se cierran por completo a las sugerencias y sobre todo generan una visión parcial de la situación/problema.
La flexibilidad nos permite abrir la visión, escuchar las recomendaciones o sugerencias y sobre todo admite que la creatividad surja de manera espontánea buscando alternativas viables, que a futuro se pueden implementar en la resolución de otros conflictos. Ser flexible implica cambiar la creencia que se tiene de que las cosas sólo se resuelven de determinada manera. Es necesario recordar que cada cabeza es un mundo y desde ese mundo, cada individuo tiene un sinfín de posibilidades de encarar la vida y sus problemas. Cuando se presta atención a esa posibilidad automáticamente se cambia la creencia errónea, haciendo que el trabajo se convierta en una colaboración participativa en donde la opinión o sugerencia de muchos coadyuve al análisis objetivo y sobre todo facilita aligerar la tarea del cotidiano.
Algunas sugerencias:
Observa si normalmente resuelves las situaciones/ problema de la misma manera y opta por abrir tu marco referencial dando nuevas alternativas.
1-Analiza la visión que pueden tener tus compañeros o colaboradores de la misma situación.
2.-Considera si eres muy tajante en tus opiniones o tienes apertura para escuchar diversos marcos de referencia.
3.-Revisa qué opinión tienes de las personas con las cuáles trabajas; una tendencia rígida implica pensar que los otros son torpes, inseguros, sin conocimientos, etc.
4.-Una tendencia flexible invita a conocer las competencias de las personas que te rodean, para así hacer uso de ella en el momento que se requieran incluyendo esto, la toma de decisiones.
Mtra. Mónica R. Morales Rodríguez
www.casashambhala.es.tl
TW: @terapia_morales
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