El respeto por las diferencias individuales es uno de los elementos más importantes para lograr una unificación con todas las personas que nos rodean. No sólo pensemos en nuestros compañeros de trabajo, contemplemos también, que nosotros damos un servicio el cual se extiende a todas las personas a las cuales les interesa nuestro producto o servicio.
Reza un dicho: “Trata a los demás como quieres que se te trate a ti mismo”. Es importante que nos pongamos en los zapatos de las personas contemplando si estamos siendo amables y cordiales en el trato cotidiano.
Ya no se trata de una moda, la cual implicaba la palabra “tolerancia”; significa entrar en un contacto franco y directo con las personas que nos rodean, siendo amables, serviciales y sobre todo eliminando del trato aquellas cuestiones que minimicen o deterioren la autoestima de las personas con las cuales estamos en contacto.
Necesitamos abrirnos a opiniones y sugerencias, ya que no somos capaces de ver el amplio panorama que abarca nuestro negocio; tal vez no hemos sido lo suficientemente minuciosos para observar si las personas que tenemos a nuestro cargo son respetuosas con clientes y compañeros de trabajo.
La base de los derechos humanos, es el respeto hacia toda aquella persona con la cual nos mantenemos en contacto, es dejar a un lado el ego y los malos tratos, gritos, humillaciones etc. para fomentar una sinergia llena de armonía y trabajo colaborativo.
“Los derechos humanos son los derechos que nos amparan por el mero hecho de ser seres humanos. Representan condiciones mínimas universalmente reconocidas que permiten a todas las personas mantener su dignidad. Los derechos humanos son algo inherente para todos nosotros, independientemente de cual sea nuestra nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, idioma o cualquier otro estatus.”
Es también necesario observar si estamos dando el servicio que estamos ofreciendo, en ocasiones, podemos tener fallas con proveedores y esto a su vez impacta en la atención a nuestro cliente, piense siempre que la persona que acude a nosotros está esperando que se le otorgue lo que ofertamos y si llegamos a tener una falla, esto puede repercutirnos más de lo que esperamos.
No se lamente si tiene que pedir una disculpa al cliente o tiene que ofrecer alguna bonificación o gratificación a cambio. Lo importante es arreglar lo que se había estropeado haciéndole sentir a la persona involucrada que realmente es importante, no sólo como consumidor, sino por el hecho de confiar y acudir a nosotros.
Cuando tratamos a la gente como en casa, se siente atendido, importante y significativo, aprecia ser valorado y respetado y hablará muy bien de nosotros cuando tenga la oportunidad.
Por Mónica Morales Rodríguez
Directora del centro de desarrollo humano Casa Shambhala
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