Russ Koesterich, Director Administrativo, Estratega Principal de Inversiones Globales de BlackRock y para iShares de BlackRock
Una avalancha a la antigua
El reciente deterioro de las acciones y otros activos riesgosos se transformó en un completo alud la semana pasada y el lunes a la mañana. El índice S&P 500, que tuvo su peor día desde noviembre del 2011, cayó un 5.79% a 1,970. El índice Dow Jones Industrial Average perdió más de 1,000 puntos en la semana; una baja del 5.82% a 16,459. Fue la primera vez que el Dow bajó más de 1,000 puntos en una semana desde el 2008. El índice Nasdaq Composite, compuesto mayoritariamente por empresas tecnológicas, cayó un 6.77% y cerró la semana en 4,706. La caída de las acciones estuvo acompañada por un correspondiente pico de volatilidad. El indicador estándar de volatilidad, el índice VIX, cotizó en más de 25 por primera vez desde octubre pasado. Mientras tanto, ahora que los inversionistas buscan un refugio, la rentabilidad de las letras del Tesoro a 10 años cayó de un 2.19% a un 2.05%, con el consiguiente aumento de su precio.
No hubo un único catalizador para esta venta brutal. Un mayor debilitamiento de los datos chinos añadió más preocupaciones sobre la salud de la economía global. Como estuvimos analizando durante las últimas dos semanas, el pico de volatilidad concuerda con dos tendencias: crecimiento económico más lento y condiciones del mercado crediticio en deterioro. Pese a esto, no creemos que este sea un preámbulo de otro cataclismo como el del 2008. Siguen siendo positivos los principales indicadores; además el precio más bajo del petróleo y las tasas de interés deberían ayudar a estabilizar el crecimiento. Para los inversionistas, una conclusión clave es que la venta restituyó el valor en algunas áreas del mercado, especialmente en Europa.
¿Menos posibilidades de un alza de las tasas?
Al igual que con la mayoría de las ventas masivas, los inversionistas, generalmente, siguieron la tendencia. Los sectores defensivos registraron rendimientos superiores, mientras que en la energía, algunas categorías impulsoras (biotecnología) y acciones cíclicas (semiconductores) fueron las áreas más afectadas. Mientras tanto, continuaron cayendo los productos básicos, excepto el oro; el petróleo cotizó a menos de $40 por barril por primera vez desde el 2009.
Puesto que los inversionistas abandonaron las acciones y activos económicamente sensibles, se amontonaron en refugios, lo que impulsó una baja mayor en la rentabilidad de los bonos. En la actualidad, la rentabilidad de las letras del Tesoro de EE. UU. está cerca de alcanzar el nivel más bajo en cuatro meses. La rentabilidad en otros mercados de bonos importantes, como Alemania, Japón y Australia, está siguiendo tendencias similares. Al mismo tiempo, las tasas a corto plazo también están cayendo, encontrándose la rentabilidad de las letras del Tesoro a dos años en 0.62%, aproximadamente 10 puntos básicos (0,10%) por debajo del pico a principios de agosto. La rentabilidad a corto plazo reacciona a la disminución de las posibilidades de un alza en las tasas de interés de septiembre por parte de la Reserva Federal (Fed). Hace algunas semanas, los inversionistas plantearon una probabilidad del 60% de un alza en septiembre. Asimismo, se fijaron las posibilidades en menos de un 35%.
El alboroto de la semana pasada parece ser una reacción tardía a varios acontecimientos: la debilidad reciente de los mercados crediticios, la venta masiva en los mercados emergentes y las preocupaciones generales sobre el estado de la economía global. Generalmente, han sido alentadores los datos económicos recientes de EE. UU., pero cabe destacar que muchos de los datos se han encontrado constantemente por debajo de las expectativas durante la mayor parte del año. Las expectativas de inflación están cayendo de forma rápida, lo que incrementa la ansiedad. Si la Reserva Federal aumentara las tasas el próximo mes, esto implicaría un pico abrupto en las tasas de interés reales (la tasa de interés menos la inflación), una situación escenario asociada, históricamente, con correcciones más drásticas para las acciones estadounidenses.
Cómo encontrar valor en los escombros
A falta de mejores datos, una respuesta de política más agresiva por parte de China o una señal más clara de que la Reserva Federal probablemente demore cualquier alza, es posible que no haya un catalizador inmediato que estabilice los mercados. A pesar de esto, los principales indicadores de EE. UU. y Europa siguen sugiriendo una expansión económica continua. Además, la venta restableció el valor en algunas partes del mercado.
Un ejemplo de una región que recibió un golpe particularmente duro, y tal vez excesivo, es Europa. A pesar de las mejoras en los datos económicos europeos, recibieron individualmente un castigo especial aquellas empresas expuestas al comercio global, especialmente en Alemania. A esta altura, la venta puede ser excesiva, en especial dado que los inversionistas pueden estar exagerando la exposición de Europa a China. En general, China representa solo un 3.7% y 5.4%, respectivamente, de las exportaciones de la eurozona y Alemania.
Ya se habían vendido en condiciones desfavorables las acciones europeas antes de la semana pasada; en moneda local, las acciones europeas y alemanas se encuentran ahora un 15% y un 18% más bajas, respectivamente. La venta bajó las valoraciones de forma significativa. Las acciones alemanas ahora cotizan a menos de 12 veces las ganancias reales y a 1.5 veces el valor contable, lo que representa, aproximadamente, un descuento del 45% en relación con Estados Unidos. Aunque es probable que el crecimiento europeo se mantenga por debajo del crecimiento estadounidense, dado el tamaño del descuento y el hecho de que se eliminó el riesgo principal asociado con Grecia de forma temporal, el descuento actual sugiere que vuelven a ser atractivas las acciones europeas.
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