Actividad económica más débil a lo esperado en el primer semestre de 2015
Durante el primer semestre de 2015 el PIB de México se desaceleró ligeramente a 2.1% ajustado por estacionalidad (Chart 178). La producción industrial fue más débil a lo esperado en la primera mitad del año Con una contracción importante en la minería y una desaceleración en la manufactura. La caída en minería se debió a una menor producción y precios del petróleo.
A pesar de que la producción parece haberse estabilizado marginalmente, los precios del petróleo siguen cayendo, poniendo riesgos a la baja en el sector. La manufactura se desaceleró después de un débil primer trimestre en Estados Unidos que desaceleró las exportaciones (Chart 179). Mientras la economía de EE.UU se fortalece, prevemos que las exportaciones de manufactura se aceleren, apoyados en parte por la depreciación del tipo de cambio real (19.6% anual en julio 2015).
En el lado positivo, los servicios sorprendieron al alza en la primera mitad del año. Parte de la fortaleza del sector sucedió en el consumo privado, que continuó su recuperación. De la misma manera, parte de la fortaleza se debió al aumento en el gasto público. No prevemos que el gasto público continúe dando impulso a la economía. Al contrario, una contracción fiscal en el segundo semestre de 2015 y en 2016 como respuesta a menores ingresos petroleros serán un viento en contra para la economía.
Recortamos nuestros pronósticos de crecimiento del PIB para 2015 y 2016
Tras el crecimiento menor a lo esperado en el primer semestre del año, recortamos nuestras expectativas para 2015 a 2.2% desde 2.5% anterior. Creemos que la economía crecerá con cifras cercanas al primer semestre, pero que la composición de ese crecimiento será diferente. Prevemos que las exportaciones de manufactura contribuyan más al crecimiento, y que las exportaciones petroleras serán un menor lastre. También prevemos que el gasto doméstico contribuirá menos al crecimiento, principalmente por la esperada contracción en el gasto público.
Ya que las exportaciones se han contraído en los mercados emergentes y los precios de materias primas siguen cayendo, también hemos reducido nuestro pronóstico de crecimiento para 2016 de 3% a 2.8%. Consideramos que los riesgos son a la baja para ambos pronósticos dada las debilidades en la producción industrial, el alcance de la esperada consolidación fiscal y mayores tasas de interés del Banco de México, que aumentarán gradualmente tras las alzas de la Reserva Federal de Estados Unidos en los próximos meses.
La depreciación del peso ayuda a la economía
Las monedas de los mercados emergentes se han depreciado tras una combinación de choques a la economía global. En el caso de México, el peso se ha depreciado como efecto de la aversión global al riesgo, menores precios petroleros, expectativas de un aumento de tasas de la Fed y la apreciación del dólar. En el frente doméstico, posiblemente el principal factor sea la contracción en la producción de petróleo. Desde una perspectiva más fundamental, los choques externos reflejan la transición de la economía global hacia un mayor crecimiento en EE.UU y menor en los mercados emergentes clave como China. Por ahora, México ha quedado en el lado receptor de esta transición porque estos choques han representado menores, o potencialmente menores recursos para México. Como resultado de esto, el tipo de cambio se ha depreciado para generar una depreciación del tipo de cambio real que le permite a la economía acomodarse en el nuevo entorno global. La depreciación actúa como un amortiguador para la economía mexicana. Eventualmente, un fuerte crecimiento de Estados Unidos debería beneficiar a México.
La inflación se mantiene en mínimos históricos a pesar de la fuerte depreciación del peso
La depreciación real ha ocurrido de manera ordenada. A pesar de una depreciación nominal del 22.7% (Julio 2015), la inflación se encuentra en 2.74% (Julio, mínimo histórico). El traspaso de los movimientos del tipo de cambio a la inflación ha sido, lo que significa que la depreciación no está amplificando los choques externos. Si la inflación fuera mucho mayor, el banco central tendría que aumentar sus tasas de interés significativamente. Una mayor inflación y tasas domésticas más altas perjudicarían a la economía. Pero la inflación en mínimos históricos y las expectativas inflacionarias bien ancladas (incluso disminuyendo al margen, Chart 180) significan que Banxico no tiene que aumentar las tasas substancialmente. Banxico debe seguir el ciclo de alzas de la Fed, ya que la cuenta financiera de México es muy abierta, pero la inflación por debajo del objetivo y sin presión de la demanda sobre los precios en el futuro previsible, implican que Banxico tiene más independencia con respecto a los movimientos de la Fed de lo que podría esperarse.
El siguiente movimiento de Banxico
Si la depreciación del Peso continúa, Banxico podría aumentar la intervención en el mercado cambiario para evitar que una posible falta de liquidez aumente la depreciación (Chart 181). Sin embargo, no vemos a Banxico aumentando las tasas antes que la Fed. Aunque es cierto que el riesgo de un aumento anterior a la Fed incrementa conforme el Peso se debilita, sobre todo si la depreciación se agudiza como consecuencia de la inestabilidad financiera.
Carlos Capistrán, Economista en Jefe para México de BofA Merrill Lynch Global Research
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