Otra semana, otra venta masiva. Cayeron una vez más las acciones la semana pasada con el descenso del 3.37 % del índice S&P 500 para cerrar en 1,921 y la caída del 3.25 % del índice Dow Jones Industrial Average para situarse en los 16,102. También tuvo dificultades el índice Nasdaq Composite, compuesto mayoritariamente por empresas tecnológicas, que descendió el 3.00 % para cerrar en 4,683. Mientras tanto, se mantuvo prácticamente estable el rendimiento de los bonos, con una disminución del 2.18 % al 2.13 % de la rentabilidad de las letras del Tesoro a 10 años y su correspondiente aumento de precio.
Los inversionistas se encuentran en una situación complicada, atrapados entre dos situaciones de riesgo un tanto contradictorias: una desaceleración económica a nivel mundial provocada por los mercados emergentes y la perspectiva de un inminente aumento en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal. Por lo tanto, es comprensible que muchos inversionistas se sientan tentados por buscar la salida y abandonar las acciones y otros activos de riesgo. Sin embargo, en lugar de abandonar los mercados, creemos que los inversionistas deberían ver esta situación como una oportunidad para aprovechar los focos de valor que han surgido, tomando conciencia al mismo tiempo de que podría haber más volatilidad en el futuro.
China se desploma, mientras la Reserva Federal discute
Debido a un par de catalizadores, pasaron una semana difícil las acciones a nivel mundial. Uno fue la presencia de más indicios del debilitamiento en China: registró su mayor baja en tres años un indicador del sector industrial, mientras que también fue desalentador el desempeño de uno de los indicadores clave de servicios, que mostró una caída significativa con respecto al nivel de julio. La debilidad en China también está teniendo un notable impacto más allá de sus fronteras, especialmente en aquellos lugares que dependen de las exportaciones de productos básicos. Últimamente han sufrido una presión considerable tanto el rublo ruso como el real brasileño. Incluso se están sintiendo los efectos en los países desarrollados. Canadá cayó en una recesión durante la primera mitad del año y el producto interno bruto de Australia para el segundo trimestre ha revelado una economía que lucha contra la caída estrepitosa en el precio de los productos básicos.
El otro espectro que atemoriza los mercados está más cerca de Estados Unidos: la Reserva Federal. La semana pasada, los inversionistas se enfrentaron a declaraciones numerosas y, en cierto modo, contradictorias de distintos funcionarios de la Reserva Federal. Esta disonancia de puntos de vista solo intensificó la confusión acerca de qué rumbo y ritmo podría adoptar la Reserva Federal.
La incertidumbre se vio particularmente acentuada el viernes, tras un informe de nómina “aceptable” para el mes de agosto. Si bien la creación de empleos estuvo por debajo de las expectativas, descendió la tasa de desempleo al 5.1 %, la medición más baja desde el 2008, y se aceleraron los salarios por hora.
Si bien la perspectiva económica estadounidense no es la ideal, los datos de las últimas semanas han sido lo suficientemente sólidos como para permitir que la Reserva Federal pueda introducir un aumento de tasas más adelante en el tercer trimestre. Esto también preocupa a los inversionistas en la medida que pudiera dar lugar a un entorno de expectativas de un descenso de la inflación, lo que implica tasas de interés después de la inflación o reales incluso más altas.
¿Es el momento de retirarse o de buscar oportunidades?
Como hemos estado analizando desde principios de agosto, tarde o temprano tenía que aumentar la volatilidad debido a la desaceleración del crecimiento económico y la probabilidad de un inminente aumento de tasas por parte de la Reserva Federal. De hecho, la reciente corrección ha devuelto algo de valor a los mercados. Aun así, prevemos que se mantendrá elevada la volatilidad hasta que se estabilice el crecimiento mundial o los inversionistas obtengan algo de claridad por parte de la Reserva Federal. Pero no consideramos que los inversionistas deberían abandonar los activos de riesgo. El posicionamiento de nuestra cartera básica permanece sin cambios: seguiríamos favoreciendo una cartera inclinada hacia las acciones, ciertos créditos, los bonos exentos de impuestos y la protección contra la inflación a través de los valores del Tesoro protegidos contra la inflación (Treasury Inflation Protected Securities, TIPS), en lugar de los productos básicos físicos. Además, intentaríamos aprovechar algunos focos de valor, así como los activos mejor posicionados en el actual “entorno de aumentos propiciados por la Reserva Federal, pero de bajo crecimiento”.
Comenzando por las acciones, recomendaríamos agregar posiciones en los mercados desarrollados internacionales, especialmente Europa, que sigue mostrando precios atractivos y una economía en proceso de mejorar. Nuevos datos económicos revelaron que la tasa de desempleo de la zona euro alcanzó su nivel más bajo en tres años. Además, debido a la inflación obstinadamente baja y a las preocupaciones en torno al crecimiento mundial, hay también una perspectiva de que se extienda el programa actual de flexibilización cuantitativa. En EE. UU., consideramos que las compañías cíclicas de alta capitalización son las mejor posicionadas para resistir el comienzo del ciclo de ajustes de la Reserva Federal.
También mantenemos una preferencia por el crédito de renta fija. A pesar de la volatilidad del mercado bursátil, se ha estabilizado el alto rendimiento durante la semana pasada y siguen siendo atractivas las rentabilidades. También parece económico el crédito con grado de inversión, aunque podría convenirles a los inversionistas aguardar hasta más adelante en el tercer trimestre, debido a la oferta pendiente. Finalmente, como hemos estado observando, los bonos exentos de impuestos ofrecen rendimientos atractivos en comparación con los instrumentos gravables con el mismo vencimiento. A pesar del reciente aumento en la volatilidad, los bonos municipales han mantenido su desempeño relativamente bien.
Las áreas en que seguiríamos siendo cautelosos incluyen las letras del Tesoro de EE. UU. y los productos básicos. Respecto de las primeras, dadas las expectativas de inflación aún cercanas a las recientes bajas, preferiríamos obtener nuestra duración de los TIPS, en lugar de las letras del Tesoro tradicionales. Respecto de los últimos, permaneceríamos cautelosos. Todo el año ha estado en dificultades esta clase de activos y continuará bajo presión por el crecimiento rezagado, la oferta excesiva y la posibilidad de un fortalecimiento del dólar inducido por la Reserva Federal.
Sin embargo, en general, este es un entorno en el cual es mejor prepararse para encontrarse con más escollos en el camino, pero manteniendo el rumbo y asegurándose de aprovechar las oportunidades que se presentan a medida que nos adentramos en el tercer trimestre.
Russ Koesterich, Director Administrativo, Estratega Principal de Inversiones Globales de BlackRock y para iShares de BlackRock
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