Por el momento, seguirán en baja las acciones
Después de semanas de lucha, la semana pasada, se estabilizaron las acciones mundiales. En EE. UU., el índice S&P 500 subió un 2.08 % y cerró en 1,961, el índice Dow Jones Industrial Average subió un 2.05 % y cerró en 16,433, y el índice Nasdaq Composite, compuesto mayoritariamente por empresas tecnológicas, subió un poco más aun hasta alcanzar el 2.97 % y cerrar la semana en 4,822. Mientras tanto, la rentabilidad de las letras del Tesoro a 10 años subió del 2.13 % al 2.19 %, a la vez que cayó el precio.
Si bien los inversionistas pudieron tomar un respiro la semana pasada, permanece alta la volatilidad. Y a pesar de que se espera que continúen los altibajos y que sigan planteando dificultades a los inversionistas, nosotros también vemos algunas oportunidades. En particular, las acciones asiáticas, tanto en Japón como en mercados emergentes (ME), lucen atractivas en estos momentos, en comparación con otras regiones.
Continúan caras las acciones estadounidenses
En general, la semana pasada, avanzaron el mercado bursátil y el mercado crediticio. Es alentador saber que los sectores más sensibles a los ciclos económicos, como el transporte, los bancos y el sector de los semiconductores, fueron los que lideraron en la recuperación de las acciones. También se estabilizaron los mercados crediticios. Actualmente, la diferencia del rendimiento entre los bonos de alto rendimiento y las letras del Tesoro de EE. UU. a 10 años es de unos 50 puntos básicos (0.50 %) menor que hace solo unas semanas. Esto insinúa que los inversionistas están más dispuestos a asumir riesgos.
Las acciones y los bonos se benefician tanto con la estabilidad relativa en los mercados extranjeros como con cierta disipación en los temores referentes a China. Sin embargo, continúa alta la volatilidad. Un análisis de la rentabilidad obtenida el mes pasado indica que la volatilidad anualizada en el índice S&P 500 supera el 30%, tres veces el nivel de principios de agosto. Se prevé que continúe esta tendencia debido a la persistencia de varios factores: un cambio en el entorno crediticio, un inminente aumento en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal y las altas valoraciones de las acciones.
Con respecto a este último factor, cabe destacar que, aunque los múltiplos de las acciones estadounidenses de gran capitalización se encuentran actualmente un 7 % por debajo de su alza de febrero, las valoraciones permanecen por encima del promedio a largo plazo. Esto representa un problema debido al inminente cambio en la política monetaria de EE. UU. Sin la flexibilización cuantitativa y, aunque la decisión de hoy de la Reserva Federal sigue siendo una incógnita (¿subirá o no las tasas?), no quedan dudas de que la política monetaria estadounidense se encuentra en un punto de inflexión.
Aun cuando la Reserva Federal posponga sus medidas hasta fin de año, las tasas a corto plazo están subiendo. La semana pasada, el rendimiento de las letras del Tesoro a dos años tuvo una cotización justo por debajo del 0.75 %, un alza en lo que va del año. Sin el impulso de mejores ventajas económicas, las acciones estadounidenses deberán apoyarse en el crecimiento de las ganancias, que no han subido mucho en el último tiempo, más que en la expansión múltiple inducida por políticas monetarias.
Oportunidades en Asia
Es posible que sea moderada la perspectiva de las acciones estadounidenses, pero efectivamente vemos oportunidades en otras partes del mundo, sobre todo en Asia.
La semana pasada, las acciones japonesas experimentaron la mayor alza en un día desde el 2008. La promesa del primer ministro Abe de reducir aún más la tasa de interés corporativa incentivó a los inversionistas. Si bien la implementación de las reformas conocidas como “las tres flechas” ha sido heterogénea, continúa mejorando la rentabilidad corporativa de Japón. En agosto, el rendimiento del capital de las acciones TOPIX fue del 8.6%, casi medio punto más que hace un año. Por lo tanto, seguimos manteniendo una visión constructiva respecto de las acciones japonesas.
Además, vemos oportunidades en los mercados emergentes asiáticos, a pesar de nuestra postura más cautelosa con respecto a la clase de activos de ME en general. Muchos de estos mercados experimentaron una venta masiva junto a China. En consecuencia, las valoraciones resultaron económicas una vez más, incluso el mercado de clase H de China (que cotiza en Hong Kong).
Además, la mayoría de los países cuentan con un superávit en la cuenta corriente y poseen considerables reservas de divisas extranjeras. Por todo esto, consideramos que los ME de Asia están mejor posicionados que otros mercados emergentes para resistir un ciclo de ajustes de la Reserva Federal. Esta dinámica ha sido evidente en la recuperación relativa de las divisas de los ME; un importante factor determinante del rendimiento general para los inversionistas en dólares estadounidenses. Salvo algunas excepciones notables (Malasia e Indonesia, en particular), la mayoría de las divisas de los ME asiáticos se mantienen relativamente bien con respecto al dólar. Incluso en China, pese a toda la polémica que suscitó la reciente devaluación, el yuan se encuentra este año a menos de un 3% por debajo del dólar. En cambio, se han desplomado las monedas de Rusia, Colombia, Turquía y Brasil.
Por último, muchos inversionistas suponen que los productos básicos y los ME van de la mano. En realidad, la mayoría de los países asiáticos, como China e India, son grandes importadores de productos básicos. Se benefician con la caída en los precios de estos productos. Es necesario comparar esto con la situación en lugares como Brasil, un gran exportador de materias primas, pues la semana pasada, Standard & Poor’s bajó su calificación soberana del país a negativa. Cabe destacar que también jugaron un papel importante otros factores (en particular, un escándalo político y un panorama fiscal en deterioro).
Por todas estas razones, consideramos que Asia ofrece oportunidades favorables, tanto en Japón como en mercados emergentes de la región.
Russ Koesterich, Director Administrativo, Estratega Principal de Inversiones Globales de BlackRock y para iShares de BlackRock
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