En el mundo académico es muy común hacer un análisis sobre cualquier problemática desde varios enfoques, a eso le llamamos multidisciplinariedad, sin embargo, en la práctica solemos olvidar cómo analizar un problema y, generalmente, ya sea por las prisas o por la urgencia de resolverlo tratamos de darle un diagnóstico rápido con base a los elementos que tenemos en evidencia sin permitirnos una reflexión más profunda y sobre todo sin socializar ese diagnóstico bajo otros puntos de vista y desde otras disciplinas.
La responsabilidad social es una de estas áreas de conocimiento que nos exigen constantemente analizar las problemáticas y los contextos bajo una lógica de todos los actores que intervienen en un fenómeno y esto nos permite identificar no solo las áreas de oportunidad, las debilidades o las fortalezas, sino también determinar las prioridades con las que hay que actuar para hacer y actuar con justicia. De hecho, una de las principales metodologías para iniciar un diagnóstico de la situación dentro de una organización es la elaboración de un mapa de actores intervinientes para poder detectar, no solo la variedad de agentes, sino el tipo de intereses y prioridades de cada uno de ellos con respecto a la organización.
En este ejercicio solemos caer en la costumbre de pensar los problemas sólo desde el área de conocimiento que nosotros dominamos o conocemos más y frecuentemente omitimos detalles y prioridades que pueden ser relevantes y determinantes para otros actores, por lo que la tarea de ser objetivo y equilibrado en el análisis puede ser una tarea difícil o compleja si no tenemos en cuenta esta reflexión.
Podemos decir entonces que el pensamiento multidisciplinario es condición clave para atender un problema con enfoque de responsabilidad social, por ello es muy recomendable que un equipo de alto desempeño en cualquier organización este conformado por especialistas de diferentes áreas de conocimiento y que el equipo esté acostumbrado a exponer y escuchar ideas diferentes antes de proponer soluciones definitivas, hacer esto no solo es un hábito sensato sino todo un modelo de aprendizaje.
Mtra. Klaudia Sánchez, Académica de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México
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