Pensar en tener un negocio o empresa propia puede parecer un asunto atractivo para muchas personas. Las razones son muchas, una de las principales quizás una de las más importantes es la libertad financiera. Después es a independencia, el crecimiento personal que adquieres al emprender un negocio es demasiado alto, salir de la zona de confort, alcanzar los objetivos de la visión.
Sin embargo, al emprender un negocio se deben tener en cuenta ciertas normas y regulaciones, ya que son diversas las disposiciones que, en caso de incumplirse, provocarían la suspensión o cierre definitivo del negocio de que se inicie.
Para evitar esta situación, de acuerdo con Franco Rafael Guízar Iriarte, experto de la práctica de Gobierno corporativo y cumplimiento regulatorio de Sánchez Devanny, en México, son varias las normas a observar, pero tres leyes generales son las principales. Esto, debido a que fijarán las bases, competencias y cierta uniformidad sobre diversos ámbitos del negocio. Un punto a destacar es la asignación de las competencias.
Las leyes generales dictarán de qué forma intervendrá cada órgano de gobierno, tanto federales, estatales o en su caso, de las alcaldías y municipio. De esa forma, podremos identificar ante quien gestionar las autorizaciones correspondientes.
Esas leyes permitirán que el emprendimiento, ya sea pequeño o grande, se desenvuelva cumpliendo las normas correctas.
- Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente.
Esta Ley es el punto de partida para hablar de política y regulación ambiental, gracias a ella se podrá identificar qué asuntos tendrán que ser atendidos por la autoridad federal, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, o por los gobiernos estatales o de la Ciudad de México, según sea el caso.
De acuerdo con esta Ley, todo tipo de contaminación generada por el negocio tendrá que ser analizado por alguna autoridad, según corresponda. En caso de que esta generación de contaminantes se encuentre dentro de los límites permitidos para contaminar, el emprendedor podrá obtener una autorización, la cual se materializaría mediante una licencia, permiso, registro o constancia.
Un ejemplo de las actividades que requieren autorizaciones ambientales son: la generación de basura y de residuos, los cuales se clasifican en residuos sólidos urbanos, como los que genera una casa o un negocio pequeño, residuos de manejo especial y residuos peligrosos. Encontramos también a las regulaciones en materia de ruido y emisiones a la atmósfera, para los cuales se necesita de una autorización; ciertos tipos de construcciones; suministro de agua y descarga de agua residual; para aprovechar ciertos recursos naturales, o incluso para derribar o podar un árbol.
Permite identificar ante qué autoridad se debe acudir para obtener las autorizaciones que apliquen al negocio, así como identificar qué acciones se tenemos que observar e implementar para que el propio negocio sea un lugar seguro para clientes, empleados y proveedores.
En materia de Protección Civil se tiene, casi siempre, una ley estatal, la cual va a especificar en qué casos es necesario obtener una autorización, un visto bueno o un permiso de los departamentos o direcciones de Protección Civil y bomberos, esto con la finalidad de demostrar al gobierno que el emprendimiento cumple con las medidas necesarias para hacer frente a cualquier emergencia, accidente o incluso un desastre natural.
Su principal objetivo es gestionar los riesgos, mitigarlos, evitarlos, prevenirlos y si se presentan, que tengan el menor impacto posible en las personas y sus bienes. Para determinar qué licencia será necesaria, se debe tener una visión general del negocio, ya que incluso la superficie del lugar, número de ocupantes, sí se utilizará alguna sustancia peligrosa o incluso si se está en un lugar propenso a incidentes naturales, dictará el tipo de permiso que se requerirá.
Una acción necesaria es la capacitación del personal, y en algunas jurisdicciones, la obligación de contratar una póliza de responsabilidad civil.
Esta ley va a establecer las facultades de los tres niveles de gobierno en materia de usos, destinos, zonificación, construcciones, uso de espacio público e infraestructura. A su vez, fijará las bases que detallan cual es el uso de un inmueble y qué giros pueden establecerse en él; las reglas para construir un nuevo edificio o ampliar una construcción, remodelar un local, o incluso para instalar anuncios en la fachada del negocio.
Por ello, es importante iniciar un proceso de debida diligencia, mediante el cual se tenga la certeza de que la obra o la operación que se pretende iniciar es perfectamente compatible con las reglas aplicables en materia de zonificación y construcción.
Es importante que, además de cumplir con las regulaciones aplicables, se esté al tanto de los pagos a realizar ante las dependencias de gobierno, conocer qué sí tiene un costo y qué no, para así evitar ser sorprendidos con solicitudes de pagos que, en el fondo, son indebidos.
Toda actividad siempre requerirá de algún tipo de autorización, por ello, se recomienda buscar asesoría de expertos en estas materias. Una buena asesoría siempre debe ser vista como una inversión, más si ello implica evitar multas, actos de molestia e incluso una suspensión o clausura del negocio.
RECOMENDAMOS Las empresas con una plantilla incluyente tienen un 28% de mejor desempeño
Recuerda dejarnos un comentario
Te puede interesar