- El 64% de las startups mexicanas no llegan al primer año de vida y sólo 28% sobreviven a los 5 años, según el Instituto del Fracaso.
El contexto económico actual es increíblemente desafiante, la inflación y las estimaciones de una futura recesión amenazan la vida de muchas empresas. Basta precisar que las empresas actuales vienen de una crisis sin precedentes gracias a la pandemia y muchas de ellas aún no se recuperan del todo.
Las crisis económicas traen consigo la muerte de muchas empresas, pero también el surgimiento de muchas otras que ven una oportunidad en medio de la incertidumbre y la aprovechan a su favor.
“Se trata de una nueva generación de empresas que capitalizan los desafíos, entienden el nuevo orden económico y las nuevas necesidades de los usuarios y las incorporan a sus productos y servicios. No obstante, el verdadero reto para estas compañías está el periodo posterior a la crisis, muchas de ellas no logran adaptarse a un escenario de mayor estabilidad y se convierten en propuestas pasajeras como la crisis misma”, explica Guillermo Cruz, Managing Partner de Maquia Capital.
Para Cruz, sobran ejemplos de empresas que vieron en un contexto difícil la posibilidad de florecer no sólo a pesar de la crisis, sino a partir de ella. Pero para que eso suceda se necesitan ajustes a buen tiempo, sobre todo cuando se trata de compañías como las startups.
De acuerdo con el reporte El fracaso en startups tecnológicas en México realizado por el Instituto del Fracaso, el 64% de las startups mexicanas no llegan al primer año de vida y sólo 28% sobreviven a los 5 años.
Dicho estudio señala que la principal causa de la muerte de estos proyectos es la falta de preparación de los emprendedores. “Los emprendedores no se preparan económicamente para enfrentar un periodo de tiempo durante el que la empresa no genera ingresos, algo que es particularmente importante porque este tipo de empresas requiere de periodos de desarrollo largos antes de que su producto esté en condiciones de monetizar”, detalla el documento.
Más allá del miedo
Actualmente, la tasa anual de inflación, tanto en México como en Estados Unidos, se sitúa entre el 8 y 9% respectivamente. El alza de precios conlleva el miedo de una posible recesión a nivel internacional. Pero, en ese contexto tan difícil, queda la pregunta de si una crisis puede ser el periodo de mayor florecimiento para las empresas.
La presión inflacionaria de 2022 ha llevado a mercados bursátiles y ecosistemas de emprendimiento a operar bajo principios de incertidumbre. Los pronósticos de crecimiento de hace algunos meses cada vez se ven más nebulosos y las acciones que toman los liderazgos de startups parecen ir enfocados a la mitigación de riesgos.
Ante un escenario de crisis, el miedo puede ser un factor que determine un rumbo errado para las empresas, ya sea al limitar sus posibilidades de nuevo financiamiento o al interior, cuando los directivos toman decisiones precipitadas.
“Considerando que una crisis abre posibilidades de solucionar fallas o ausencias en el mercado. Los emprendimientos más innovadores son los que podrán capitalizar momentos difíciles, siempre y cuando estén dispuestos a arriesgarse con toda la cautela necesaria y tengan una visión que vaya más allá de la crisis, es decir, que sea factible y rentable una vez que la crisis termine”, concluye Jerónimo Peralta, Managing Partner de Maquia Capital.
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