En México, el acoso laboral es una problemática que afecta a un número alarmante de trabajadores. Según un estudio reciente de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), el 23% de los trabajadores han experimentado algún tipo de acoso laboral, y al menos 7.9 millones de mujeres han sido víctimas de violencia en el trabajo, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh). Estas cifras reflejan una realidad inquietante que demanda atención urgente y medidas concretas.
El impacto del acoso laboral es devastador, tanto para los individuos como para las organizaciones. Expertos de Rankmi, una plataforma líder en software para la gestión de personas, afirman que estas conductas incrementan los niveles de estrés, ansiedad y depresión entre los colaboradores, creando un ambiente tóxico que deteriora la salud mental y emocional de los empleados. Además, este entorno hostil se traduce en una significativa reducción de la productividad y el compromiso de los trabajadores, afectando negativamente el rendimiento global de la empresa.
A nivel internacional, algunos países han avanzado en la creación de leyes para combatir el acoso laboral. Un ejemplo destacado es Chile, donde la llamada Ley Karin entró en vigor el 1 de agosto de 2024. Esta ley, impulsada tras el trágico suicidio de Karin Salgado, una técnica en enfermería que sufrió acoso laboral establece un marco robusto para investigar y sancionar el acoso laboral, sexual y la violencia en el trabajo. La legislación chilena es un hito en la protección de los trabajadores y ofrece una valiosa referencia para otros países, incluyendo México, donde la tipificación del acoso laboral en el Código Penal aún es inexistente.
En México, el acoso laboral está contemplado en la Ley Federal del Trabajo, que lo define como “el ejercicio del poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en el ámbito laboral, que se expresa en conductas verbales, físicas o ambas”. Además, desde 2020, la NOM 035 busca identificar y prevenir los factores de riesgo psicosocial en el trabajo, pero su alcance es limitado, ya que no impone sanciones ejemplares para los empleadores que perpetúan estas conductas.
Cecilia Undurraga, People and Culture Director de Rankmi, señala: “Solo a través de una combinación de legislación robusta, conciencia cultural y acción proactiva por parte de empleadores y colaboradores, se podrá combatir este problema de manera efectiva y garantizar un entorno laboral seguro y respetuoso para todos y todas.” Es imperativo que se establezcan protocolos claros y accesibles para que los trabajadores puedan denunciar el acoso sin temor a represalias, además de ofrecer apoyo psicológico y programas de sensibilización que promuevan una cultura laboral saludable.
La creación de leyes robustas para proteger a los colaboradores del acoso laboral es una necesidad urgente en México. Es crucial que las autoridades y las organizaciones trabajen de la mano para desarrollar y aplicar normativas que aseguren un entorno laboral seguro y respetuoso para todos. Rankmi, respaldando esta visión, busca contribuir con acciones concretas para que el acoso laboral deje de ser visto como un fenómeno aislado y sea reconocido como una conducta inaceptable que debe ser investigada y sancionada.
La experiencia de Chile y la implementación de la Ley Karin muestran que es posible avanzar en la protección de los derechos laborales y que las empresas pueden y deben tomar un papel activo en la erradicación del acoso laboral. Es hora de que México siga este ejemplo y fortalezca sus leyes para garantizar la seguridad y el bienestar de todos sus trabajadores.
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