Mientras muchos esperan con ansias las festividades de invierno, las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) enfrentan un desafío crucial: el cierre fiscal y financiero anual. No se trata solo de una tarea Sin contable, sino de una oportunidad para planificar el futuro y fortalecer la sostenibilidad del negocio. embargo, esta responsabilidad a menudo es subestimada.
El error más común: delegar sin involucrarse
Josefina Mera, CEO de Conta MC, destaca un problema recurrente: muchos emprendedores entregan su contabilidad a un especialista y esperan únicamente el monto final de impuestos por pagar. “Es preocupante porque el corazón de tu negocio está en tus finanzas y temas fiscales”, afirma Mera. La falta de participación en este proceso puede llevar a decisiones tardías y costosas, especialmente cuando surgen pagos inesperados o multas.
Diferenciar lo financiero de lo fiscal
Sandra Labra, contadora y fiscalista, subraya que es fundamental entender la diferencia entre el cierre financiero y el fiscal.
– El cierre financiero analiza la operación, los ingresos, los gastos y la rentabilidad del negocio durante el año.
– El cierre fiscal, en cambio, se enfoca en el cumplimiento de obligaciones fiscales, como impuestos, deducciones y pagos a instituciones como el SAT o el IMSS.
Ambos cierres están interconectados y su correcta ejecución permite a las PyMEs proyectar su rendimiento para el próximo año, identificar oportunidades de ahorro y, sobre todo, evitar problemas legales o económicos.
Consecuencias de la procrastinación fiscal
Ignorar el cierre anual no es solo un descuido: es una decisión que puede comprometer el futuro de la empresa. Las consecuencias incluyen:
1. Cancelación tardía de facturas, dificultando la deducción de gastos.
2. Errores en el ejercicio fiscal, que generan pagos excesivos o insuficientes.
3. Falta de visibilidad financiera, lo que impide medir el desempeño real del negocio.
Además, para nuevos negocios, existe el mito de que en el primer año no hay obligaciones fiscales. Esta creencia deja a los emprendedores sin información clave sobre su desempeño inicial, afectando la toma de decisiones estratégicas.
No hay multas directas, pero sí impactos severos
Aunque no realizar el cierre anual no implica una sanción específica, las implicaciones indirectas son devastadoras. Desde recargos por incumplimientos fiscales hasta la incapacidad de identificar fugas de efectivo, las PyMEs pueden ver comprometida su rentabilidad en un entorno ya competitivo. Según la Asociación de Emprendedores de México (ASEM), el tiempo promedio para que una empresa sea rentable es de 2.3 años, un margen que se reduce aún más si no se gestionan adecuadamente las finanzas.
Transforma el cierre anual en una estrategia
Más allá de ser un trámite obligatorio, el cierre anual debe convertirse en una herramienta de planeación estratégica. Involucrar a los equipos internos, desde la administración hasta los líderes operativos, es esencial para crear una visión integral de las finanzas y planificar metas realistas para el próximo año.
Con información clara, las PyMEs pueden anticipar pagos de IVA, PTU y otras obligaciones, optimizando recursos y evitando sorpresas desagradables en el camino.
El mensaje clave
El cierre fiscal y financiero no es responsabilidad exclusiva del contador: es un esfuerzo colaborativo que define el rumbo de la empresa. En un país donde el 80% de las empresas son PyMEs, asumir esta responsabilidad no solo asegura el cumplimiento de las obligaciones legales, sino que también fortalece la competitividad y sostenibilidad de cada negocio.
¿Listo para un cierre eficiente? El futuro de tu empresa depende de ello.
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