Los modelos económicos no sostenibles, el uso irracional de los recursos naturales, la inequidad y la marginación, son problemáticas recurrentes en Latinoamérica. Esta realidad genera un escenario propicio para que los impactos del cambio climático se ven exacerbados, provocando desastres sociales y ecológicos ante las amenazas naturales.
Las olas de calor y el cambio en la frecuencia de las precipitaciones, que de acuerdo con el informe del IPCC se asociaría a un aumento de la temperatura, ponen a prueba la infraestructura y la planificación de los países de la región. De acuerdo con el Informe de Planificación de la Adaptación a Largo Plazo en América Latina y el Caribe, las estimaciones de daños económicos anuales al 2050 producto de eventos climáticos extremos, estarían alrededor de los US$85 mil millones y US$110 mil millones.
Solo en la región de América Latina y el Caribe cerca de 120 millones de personas se encuentran ubicados en asentamientos informales con una alta vulnerabilidad y exposición a eventos extremos asociados al clima. De igual manera, la combinación de factores climáticos como la sequía y la falta de preparación de los sistemas productivos primarios han ocasionado pérdidas cercanas a los US$ 22 mil millones, afectando principalmente los medios de vida, de subsistencia y la seguridad alimentaria en la región.
Es así como la crisis climática ha puesto a prueba la supervivencia de la sociedad actual, tomando en cuenta que, según cifras de la OMM, se estima que durante el periodo comprendido entre 1998 y 2020, el cambio climático afectó más de 277 millones de personas, cobrando cerca de 312.000 vidas en América Latina y el Caribe.
Este escenario empuja a una carrera contrarreloj para definir soluciones técnicas y políticas, con una visión de desarrollo sostenible, participativa, adaptativa e integral, enfocada en la mitigación del riesgo de desastres, siendo las medidas asociadas a la gestión del agua las de mayor participación. De acuerdo con un análisis realizado por CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), 30 países latinoamericanos integraron en sus instrumentos de gestión climática la gestión del agua, como un elemento sólido de adaptación y gestión del riesgo.
Comprometidos con generar acciones para enfrentar el cambio climático y el impacto en sus aguas, la gran mayoría de los países de la región han adoptado el enfoque de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH). Este instrumento permite planificar el uso y tratamiento del agua, tanto a nivel local como nacional, involucrando aspectos como la resiliencia de las economías, los medios de vida de las comunidades y los ecosistemas naturales.
Este enfoque ha permitido a su vez generar acciones transfronterizas, como las desarrolladas por el proyecto Gestión Integrada de los Recursos Hídricos en el sistema Titicaca-Desaguadero-Poopó-Salar de Coipasa (GIRH-TDPS), ejecutado mediante la agenda binacional Bolivia – Perú, el cual involucra acciones de resiliencia climática a través de la gestión integrada de recursos hídricos transfronterizos con comunidades locales, la restauración de ecosistemas prioritarios para la seguridad hídrica, la construcción de infraestructura y el desarrollo de los planes naciones de cuenca entre ambos países.
De acuerdo con un estudio realizado por la Asociación Mundial para el Agua (Global Water Partnership) – principal red global dedicada al manejo del agua – basado en los resultados de implementación de la GIRH a nivel de Centroamérica, la GIRH ha permitido la gestión sostenible del agua, la tierra y otros recursos relacionados. Sin embargo, aún existen desafíos importantes asociados con el acceso al financiamiento y el incipiente desarrollo de políticas nacionales alineada con los elementos de la GIRH.
La próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua 2023 será una oportunidad para hacer hincapié en la importancia de adoptar enfoques coordinados para gestionar el agua de forma responsable y sostenible, al igual que lo fue la VIII sesión de la Plataforma Regional para la Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas y el Caribe, celebrada a fines de febrero de 2023. Estas plataformas deberían servir de catalizadoras para el desarrollo de políticas públicas y planes de transición hídrica ajustadas a la realidad y las necesidades particulares de América Latina y el Caribe.
Iván Leonardo Soto Diaz, Especialista en Cambio Climático en la Asociación Mundial para el Agua, GWP
RECOMENDAMOS De la percepción de ilegalidad a la vitalidad en las empresas: hackers en 2023
Recuerda dejarnos un comentario