La consolidación no es un concepto nuevo. Pero es una modalidad que junto a la virtualización fue clave para revolucionar la infraestructura de TI de las empresas. ¿Pero qué es este concepto y cómo beneficia a las empresas en materia de red?
Para explicarlo, lo primero que viene a mi mente es la imagen de la vieja navaja Victorinox que reúne varias herramientas diferentes en un solo objeto. Tener esta navaja en una noche acampando en el bosque es sinónimo de que tendremos todo lo que necesitamos para resolver diversas situaciones: abrir una lata, cortar una cuerda y mucho más. Consolidar en materia de TI implica tomar distintos recursos físicos que estaban separados y centralizarlos en un solo grupo de recursos virtuales. De esta forma, al igual que con la Victorinox, tendremos todas las herramientas necesarias para hacer frente a las necesidades cambiantes de nuestro negocio.
Llevando este concepto a las redes corporativas, consolidar hoy se vuelve clave. Es claro que las redes en la actualidad tienen muchas más exigencias que en el pasado y las empresas viven un escenario de baja utilización de la red, costosa escalabilidad y administración descentralizada, que no acompañan los requerimientos y la velocidad del mercado actual. En este contexto, consolidarlas a través de un ADC (Application Delivery Controller) permite optimizar el desempeño de aplicaciones, asegurar las aplicaciones contra los ataques más nuevos y otorgar visibilidad absoluta de la experiencia de los usuarios.
Pero a su vez, a la hora de elegir un ADC que potencie nuestra red es importante que cuente con ciertas características. Algunas de ellas son:
Segmentación de recursos: un aspecto a tener en cuenta es poder asignar recursos totalmente segmentados a cada ADC virtual que corre, incluyendo procesamiento de SSL, compresión, tarjeta de red, CPU y RAM. Esto nos permite garantizar el desempeño de cada ADC virtual manteniendo también un alto nivel de seguridad.
Densidad: cuanta más densidad de consolidación posea, menos espacio se requiere en el centro de datos. Y claramente, esto se traduce en ahorros de costos tanto de espacio como de electricidad.
Compatibilidad de funcionalidades: el ADC debe permitirnos consolidar sin perder ninguna funcionalidad ya que las mismas son soportadas en arquitecturas consolidadas sin excepción.
Integración de terceros: un gran diferencial es que el ADC pueda consolidar también servicios complementarios desarrollados por otras compañías.
Pago por uso: este modelo de contratación permite incrementar la funcionalidad y la capacidad vía licenciamiento, evitando un costoso remplazo de hardware. Esto nos permite crecer en torno a los requerimientos actuales y no proyectando a futuro, dando así protección a la inversión.
Definitivamente, hay muchos beneficios en la consolidación de ADCs. Ahora son los encargados de TI los que tendrán que decidir si prefieren contar con una Victorinox cuando acampen en el bosque o con cada herramienta por separado.
Jair Longo Jr. Director Senior de Delivery Networks de Citrix Latinoamérica y Caribe
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